CAPITULO AMARGO DE LA HISTORIA DEL PERU: A 40 AÑOS DE UNA REFORMA QUE JAMAS DEBIO TOCAR LA PROPIEDAD DE LA TIERRA
JESUS JIMENEZ LABAN
En 1968 el general Juan Velasco Alvarado, militar de tendencia comunista, intentó dar una estocada mortal a los hacendados, los ricos de esa época, propietarios de inmensas propiedades de tierra.
Para efecto propagandístico y crear un lazo de afecto con las comunidades campesinas usó la frase "Campesino, el patrón ya no comerá más de tu pobreza”, lema que corresponde a Túpac Amaru II, cacique de Tungasuca, líder de la mayor rebelión anticolonial que se dio en América durante el siglo XVIII.
Hay quienes ven en esta reforma el epílogo de un largo proceso que comenzó con la ley de bases para la reforma agraria con Ricardo Pérez Godoy y Nicolas Lindley (militares en 1963); la Ley de Reforma Agraria con Fernando Belaúnde, que no incluyó grandes propiedades de la costa norte y tuvo problemas para ser aplicada.
Velasco promulgó el Decreto Ley No 17716.
Quería tomar las haciendas de los ricos y entregarlas a los campesinos, dicen los reportes de prensa. Al final se expropiaron unas 5000 granjas entre 1969 y 1981.
Se habla también de alrededor de 11 millones de hectáreas que fueron adjudicadas a cooperativas y comunidades campesinas.
El programa de Velasco de eliminar el latifundio no funcionó y vino después el derrumbe de la producción agrícola y muchos propietarios quedaron entrampados en él, incluyendo agricultores de clase media, bancos e incluso trabajadores.
Se conoce que a manera de compensación, la dictadura decidió entregar bonos en los años 70. El general Velasco no dejó guardados los archivos de las personas que fueron expropiadas.
Por eso, no se conoce hasta ahora el número exacto de personas expoliadas, que fueron privadas de su propiedad y que tienen bonos en su poder y que fueron emitidos en la década de 1970 dentro de un programa de redistribución de tierras, según análisis recientes.
Más serenos los ánimos, la Reforma Agraria tuvo como intención -según el presidente del Tribunal Constitucional Ernesto Alvarez- "crear una sociedad más igualitaria y reparar los legados del colonialismo español, se llevó a cabo "en forma abusiva, prepotente, arbitraria".
Cálculos conservadores hablan de 3.000 millones de dólares en bonos. Otros van al extremo, hablando entre 4.600 millones u 8000 millones de dólares. Pero nadie sabe a cuánto asciende el número de acreedores. En los últimos años se ha hablado, pero no hay certeza en las cifras.
Además, no se sabría cuánto pagar porque con la hiperinflación que se registró en la década de los 80 se pulverizó el sol que existía en el tiempo de Velasco.
Precisamente, el Tribunal Constitucional del Perú está trabajando en una resolución que que especifique cómo el Poder Ejecutivo debería valorar los bonos y cuándo se debe pagar. La meta -dice su titular- es " lograr una compensación adecuada, posiblemente progresiva, para evitar un daño al bien común pero necesariamente cumplir con la deuda interna"
Como se ha visto es una montaña de billetes, miles de millones de dólares Parece que el Tribunal Constitucional avanza en un fallo que saldría en tres meses y que honraría a los tenedores de títulos de reforma agraria en el país y en el extranjero.
No es la primera vez que esto se intenta -el pago-. Vale recodar que en el año 2001 el Tribunal Constitucional ordenó al Ejecutivo pagar los bonos en una sentencia en el 2001, pero pasaron varios gobiernos y se prefirió pasar por alto esta "papa caliente".
Y es que , según los reportes, la preocupación es la carencia suficiente de dinero en efectivo para cancelarla. Además, nadie puede predecir cómo esto afectaría el grado de inversión de calificación crediticia.
Y es que aceptar pagar estos títulos -los bonos de la reforma agraria- significaría colocar los papeles en los libros del Gobierno. La fuente refiere que no hay libros de contabilidad oficiales.
La deuda externa peruana asciende a 36.600 millones de dólares, es decir, 20% del PBI peruano. Perú tiene un superávit fiscal de 7 por ciento del PBI en el primer semestre del año, según Reuters.
Pero hasta el momento -mientras no se dicte un fallo- no se conocerá exactamente qué hacer.
El Ministro Luis Castilla no considera apropiado todavía pronunciarse. Pero si llegara a salir la decisión del supremo tribunal ha dicho que "nosotros vamos a acatar evidentemente lo que diga el Tribunal Constitucional y todas las leyes, nosotros no estamos al margen de la ley ni mucho menos", según reportes.
Me pregunto dónde están los herederos. A los hacendados, propietarios de esas tierras, le sobrevivieron hijos, nietos, biznietos. ¿Dónde están? ¿Están en el Perú? ¿Están en el extranjero? ¿Gozan de buena salud económica? ¿Están arruinados? ¿Dónde están?
Por información reciente, se llegó a conocer que un número no determinado de tenedores de esos bonos -cientos- enjuició al Estado en cortes menores y recibió fallos favorables y se les pagó premios monetarios. Pero los otros no han intentado nunca hacer nada, no han demandado y siguen en calidad de pendientes.
Paradojas de la vida. El latifundio que quiso eliminar Velasco no ha muerto. En una era de globalización nadie haría nada con mini fundio. El latifundio volvió -ya no es una mala palabra como el tiempo de Velasco- y desde la década de 1990, como apunta Reuters, Perú se ha despojado del modelo económico izquierdista de Velasco y se convirtió en una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo, con acuerdos de libre comercio logrados desde China hasta Europa y con grado de inversión de calificación crediticia.