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Jesús Jiménez Laban
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Es un mercado de 127 millones de personas, 5 veces más que Perú, en el que la gente empieza a vivir más de 100 años, ha aprendido a consumir productos de salud, orgánicos y frescos sin químicos ni pesticidas, tiene un ingreso per cápita de más de US$ 36.000 dólares, dedica US$ 10.000 a alimentos y reserva US$ 4000 para hacer turismo. Tiene una población envejecida que preocupa porque no hay gente que soporte la carga de los jóvenes, lo cual vuelve necesarios a los migrantes. Su actividad productiva es enorme con US$ 700.000 millones en exportaciones y US$ 600.000 millones en importaciones.
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Nos compra petróleo, minerales, espárragos, limones, quinua, kiwicha, confecciones, joyería, pota, productos agroindustriales, de manera que el ritmo va en serio aumento desde el año pasado que alcanzamos al igual que Brasil, Chile y México exportaciones por US$ 2.000 millones, 0.5% de las exportaciones totales de Japón, después de superar en 1995 una larga recesión y tras la normalización de relaciones diplomáticas entre Japón y Perú.
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Nos compra petróleo, minerales, espárragos, limones, quinua, kiwicha, confecciones, joyería, pota, productos agroindustriales, de manera que el ritmo va en serio aumento desde el año pasado que alcanzamos al igual que Brasil, Chile y México exportaciones por US$ 2.000 millones, 0.5% de las exportaciones totales de Japón, después de superar en 1995 una larga recesión y tras la normalización de relaciones diplomáticas entre Japón y Perú.
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Su oferta consiste fundamentalmente en maquinaria, tecnología de comunicaciones, productos medicinales, electrodomésticos, equipos de informática y de cómputo, entre otros productos y servicios orientados a la actividad productiva del Perú.
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De la misma manera que en los negocios el vendedor debe adaptarse a las necesidades del comprador, así también es recomendable adecuarse a la cultura de los japoneses, cuyos usos y costumbres son muy diferentes a los peruanos. Es mejor aprender, por ejemplo, algunas expresiones en japonés, tales como “buenos días”, “mucho gusto”, “cómo está” "encantando", tener a la mano una tarjeta de presentación y buscar a un intérprete para hacer negocios guardando el respeto por los mayores o lo jefes porque Japón es un país donde cuentan mucho las jerarquías.
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Japón es un mercado con extensas cadenas de minoristas lo cual encarece los precios de los productos de US$ 5 a US$ 60 por costo, transporte y flete. Cito un ejemplo: cinco cerezas pueden costar US$ 15 un kilo de uvas US$ 80. El transporte en bicicleta está bastante difundido. Hay inmensos malls, tiendas comerciales, supermercados con bodegas electrónicas donde todo está al alcance de los ciudadanos y turistas, desde un simple jugo de frutas, leche, bebidas gaseosas, hasta un par de zapatos descartable. Usan como buscador preferido Yahoo y los negocios (B2B y B2C) está a la orden del día. Muchos toman café helado, café caliente, café en vainilla, camu camu, galletas con ingredientes de quinua y trigo.
Japón es un país donde los espacios cuentan, de manera que es muy difícil encontrar un departamento con más de 50 m2.
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La paciencia es una característica dominante. Si alguien pretende hacer negocios de un dia para otro con un japonés, es mejor que vaya mirando otro sitio. El japonés demora para tomar decisiones porque mira los negocios a largo plazo. De ahí que es importante conversar sobre la familia, la situación del país, algunas característica importante del nuestro para crear confianza en el japonés y así tome decisiones. Es difundida la costumbre de regalar frutas.
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El perfil del japonés es el de un hombre que exige calidad, todo entra por los ojos y por la boca, valora el empaque perfecto y la marca sin importarle mucho el precio. Si alguien quiere vender un producto o un servicio, nunca deberá olvidar decir que es autentico y original, indicar su uso y en qué beneficia al comprador.
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Actualmente, residen 60.000 peruanos que trabajan 12 horas diarias. Una forma efectiva para engancharnos comercialmente con japoneses es visitar la embajada de Perú en Japón, consultar en Promperú, contactar con la gente de la agencia Jetro o participar en ferias con stand, pabellón y señoritas con signos distintos de la empresa peruana, sitios que cuestan desde US$ 7.000 a US$ 18.000, tales como Foodex, BioFach y Gift Show.
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En esencia, si quisiéramos resumir todo, podríamos decir que además de las ferias, punto clave, debemos investigar la cultura nipona, conocer las tendencias del mercado, los gustos y lo que consumen y adaptar siempre el producto peruano al mercado japonés.