Escribe: Jesus Jimenez Laban
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Se dicho que la debilidad con que actúa con los bancos en medio de la crisis financiera es una de las razones de la caída de popularidad del presidente Barack Obama. El descenso en las encuestas, la pérdida del estado de Massachusetts como bastión demócrata y el peligro de que no se apruebe la reforma de salud, han apurado al presidente norteamericano a actuar en la reforma de la banca, hecho que presagia intenso debate en los círculos políticos, económicos y financieros.
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La pelea de fondo estará en el Capitolio. Poderosos lobbies requieren la máxima cantidad de votos para frenar la reforma. Coincidencia o no, en una de sus decisiones sobre negocios más importantes en décadas, la Corte Suprema de EE: UU dictamino que las transnacionales no están prohibidas por el Congreso de gastar todo lo que quisieran en los anuncios de candidatos políticos. En aplicación de dicha sentencia –más allá de las implicancias del acto para la libertad de expresión, no queda ya duda que los referidos lobbies intentarán transformar el mapa político del Congreso en vísperas de elecciones de renovación parlamentaria.
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La idea central de la propuesta Obama es, en esencia, separar las operaciones más riesgosas de la banca de las partes que son vitales para el funcionamiento de la economía tales como depósitos y préstamos a personas y empresas. Algunos escépticos sostienen que la crisis del crédito no se debió a operaciones de alto riesgo –llámense hedge fund o prívate equity funds- sino mas bien a malos prestamos que se complicaron luego con los problemas financieros.
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Momentáneamente, el debate de la reforma bancaria se ha trasladado a Davos , Foro Económico Mundial, escenario en el que 2500 banqueros, empresarios e inversionistas se preparan para la batalla escribiendo el borrador de la reforma
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Davos, en su versión 2010, apunta a la Triple R como panacea a sus problemas después de la crisis financiera: repensar, rediseñar y reconstruir el mundo. Y esto parece que comienza por la banca.
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En verdad, la agenda no la maneja sólo Davos. En opinión de Joseph S. Nye Jr., profesor distinguido de la Universidad de Harvard, juegan un rol preponderante para los gobiernos la reunión anual de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Lo que caracteriza a Davos es su mixtura entre ejecutivos de corporaciones, jefes de estado y representantes de la sociedad civil. Ese es el diálogo entre los líderes políticos y los negocios del mundo que para el ex secretario de estado Henry Kissinger reduce las oportunidades de la guerra.
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Se dicho que la debilidad con que actúa con los bancos en medio de la crisis financiera es una de las razones de la caída de popularidad del presidente Barack Obama. El descenso en las encuestas, la pérdida del estado de Massachusetts como bastión demócrata y el peligro de que no se apruebe la reforma de salud, han apurado al presidente norteamericano a actuar en la reforma de la banca, hecho que presagia intenso debate en los círculos políticos, económicos y financieros.
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La pelea de fondo estará en el Capitolio. Poderosos lobbies requieren la máxima cantidad de votos para frenar la reforma. Coincidencia o no, en una de sus decisiones sobre negocios más importantes en décadas, la Corte Suprema de EE: UU dictamino que las transnacionales no están prohibidas por el Congreso de gastar todo lo que quisieran en los anuncios de candidatos políticos. En aplicación de dicha sentencia –más allá de las implicancias del acto para la libertad de expresión, no queda ya duda que los referidos lobbies intentarán transformar el mapa político del Congreso en vísperas de elecciones de renovación parlamentaria.
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La idea central de la propuesta Obama es, en esencia, separar las operaciones más riesgosas de la banca de las partes que son vitales para el funcionamiento de la economía tales como depósitos y préstamos a personas y empresas. Algunos escépticos sostienen que la crisis del crédito no se debió a operaciones de alto riesgo –llámense hedge fund o prívate equity funds- sino mas bien a malos prestamos que se complicaron luego con los problemas financieros.
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Momentáneamente, el debate de la reforma bancaria se ha trasladado a Davos , Foro Económico Mundial, escenario en el que 2500 banqueros, empresarios e inversionistas se preparan para la batalla escribiendo el borrador de la reforma
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Davos, en su versión 2010, apunta a la Triple R como panacea a sus problemas después de la crisis financiera: repensar, rediseñar y reconstruir el mundo. Y esto parece que comienza por la banca.
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En verdad, la agenda no la maneja sólo Davos. En opinión de Joseph S. Nye Jr., profesor distinguido de la Universidad de Harvard, juegan un rol preponderante para los gobiernos la reunión anual de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Lo que caracteriza a Davos es su mixtura entre ejecutivos de corporaciones, jefes de estado y representantes de la sociedad civil. Ese es el diálogo entre los líderes políticos y los negocios del mundo que para el ex secretario de estado Henry Kissinger reduce las oportunidades de la guerra.
