domingo, 10 de agosto de 2008

PARA ESTAR SIEMPRE CON UN PASO ADELANTE

LOS NEGOCIOS NO PARAN
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Jesus Jimenez Laban
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Si un hombre quiere tener éxito, debe tener una enorme Fe y dejar de lado el desorden en los horarios, el olvido de las llamadas y las citas y la postergación de las cosas a las que debe hacer seguimiento al día siguiente. Simples cosas, pero efectivas a la hora de dominar un imperio, algo que conocen los empresarios top que marcaron una época en el Perú.
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Probablemente, nunca se acuerden de sus gestos de grandeza. Con todo, el hombre de negocios busca hacer relaciones públicas cada vez que pueda. Siempre tratará de estar presente con un regalo en un matrimonio, enviar flores y tarjetas en ocasiones familiares, de negocios y especiales.
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Hay tres personas claves en una organización.
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1.- El dueño del negocio, que por lo general lleva a cabo la política de la empresa.
2.- El hombre de confianza, que la ejecuta la política de la empresa.
3.- La secretaria que deben ser tan polivalente, que pueda hacer varias cosas a la vez sin aturdirse ni ponerse nerviosa, como previsora y mentalmente ágil, que se pone en todas las situaciones –chequear el papelito de citas, preparar reuniones, viajes, cartas pendientes de tipeo, cheques por hacer, arqueo, tener el agua hirviendo para la cafetera, cigarrillos, periódicos, correo nuevo, copias etc., para que la cita de negocios resulte perfecta.
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Por lo general un empresario trabaja desde que se levanta hasta que se acuesta. Lo admirable es que trata de negocios diversos y pasa de uno a otro con un dominio absoluto. Una capacidad increíble para tratar muchas cosas al mismo tiempo. Hay quienes toman decisiones desde la ducha, programan citas en el desayuno y dialogan con mil personas para levantar información antes de tomar decisiones oportunas y apropiadas.
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El éxito está, escúchelo bien, en el orden y la disciplina para llegar con puntualidad a las citas, cumplir estrictamente con las llamadas ofrecidas y no dejar para mañana las cosas que se pueden hacer hoy.
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El caer simpático a la familia, a los clientes y al personal es algo que no sólo renueva lealtad y compromiso con el trabajo, sino también un bonito recuerdo del Jefe.
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Para triunfar, hay que saber rodearse de gente ejecutiva que adivine, se adelante, tenga rayos infrarrojos para ver las ideas del Jefe.
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Hay que tener como soporte una asistente que redacte con las ideas del jefe, traduzca varios idiomas, esté al día con las noticias, tenga un cuaderno de llamadas recibidas, llamadas por hacer y llamadas por responder. Y estar alerta y preparada porque el Jefe quiere las cosas para ayer.
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El Jefe decide qué cosas atenderá en persona, cuándo gestionar una audiencia con un personaje, qué correspondencia delega, teniendo cuidado en dos cosas importantes. Siempre deberá escoger a la persona adecuada para que le atienda nuevos pedidos (lo clientes buscan rapidez en la proformas) y para que le seleccione nuevos equipos o servicios para el mejor rendimiento de la organización (Por ejemplo, compra de equipos y software en tiempo adecuado para mejorar procesos).
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Pero hay una cosa que trata por separado: los asuntos legales. Por lo general contrata a un especialista para que le desarrolle temas que interesan a él y al negocio. Puede dejar que otros le cuenten las noticias más relevantes del país o encargarse el mismo via internet, pero la parte legal tiene que aprenderla -si quiere- con sus abogados. Inclusive, terminar siendo más abogado que los hombres de leyes a quienes contrata.
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Nunca lleva a casa los problemas de la compañía. Fuera del trabajo se renueva y oxigena con ideas novedosas, ocurrencias chistosas de los mejores amigos y se recrea en los mejores lugares y centros de diversión para cargarse de energía y volver al trabajo con renovados bríos.
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El hombre que construye un imperio está rodeado de tigres, leones y zorros. Porque los negocios que no son veloces, quedan atrás. Los negocios que no muestran garra, no impactan ni impresionan a la competencia. Los negocios que no alcanzan a ver las trampas que pone la competencia desleal, pierden a la clientela.
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De manera que se requiere una habilidad extraordinaria para ser a la vez tigre, león y zorro.
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Pero al mismo tiempo alejarse de la gente que usa armas como el serrucho, el complot y la intriga. Se dice que en las grandes organizaciones financieras e industriales la lucha por los altos cargos es tan cruenta como la de los políticos por alcanzar el poder público. Mucha sangre corre en el cuartel general de los negocios ante que el Staff se consolide. Y no pocos cadáveres son recogidos de los encerados campos de batalla. Esa pugna no cesa nunca: a veces es guerra abierta, a veces es guerra fría.
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En los mejores negocios y en las mejores familias de negocios, existe guerra abierta entre gerentes y guerra fría entre ejecutivos. Todos por ganar la confianza del Jefe, pero comprobado está que resulta perverso y no profesional aquel que desarrolla “pactos de solidaridad” con los demás ejecutivos, por supuesto una solidaridad mal entendida con el proceso de “argollamiento”. .
Sea como sea, aun afianzados en el alto comando, los generales se cuidan de los coroneles manteniéndolos alejados en lo posible.
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Lo que enciende los motores de un negocio es y será el capital intelectual de la gente. Ese es el activo más valioso que debe conservarse después de la lealtad personal hacia el Jefe, su visión, misión y flancos de ataque, hablando en términos de marketing.
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Los negocios no paran. Cuando lo hacen es para voltear la mirada hacia un avance de la empresa que publican los medios de prensa. La ética en los negocios, innovación, competitividad y calidad en el servicio al usuario –todo junto-, aumentan la credibilidades, valor, respeto y prestigio de una compañía, mucho más que mil campañas publicitarias juntas.
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Nada debe ser extraño al Jefe, éste siempre debe estar con un paso adelante.

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