viernes, 9 de julio de 2010

Locura de invierno


¿QUE PASA CON EL GAS…?

JESUS JIMENEZ LABAN

Miles de amas de casa, lo mismo que comerciantes, taxistas e industriales se han visto en apuros para conseguir el gas licuado de petróleo (GLP), recurso enérgico vital que da movimiento a sus actividades, pero éste -de un momento a otro- desapareció del mercado.

¡Qué locura es esta? . Haciendo la conversión del tipo de cambio, los precios en todos los países vecinos son mucho más baratos que en Perú. ¿Qué pasa con el gas? ¿Qué es lo que realmente ocurre? Bolivia vende el gas a 8 soles, Chile, 30, Colombia 7 soles Costa Rica 12 soles. El único país que trepa la barrera de los 30 soles es Peru. Si somos un país productor de gas, esto no tiene lógica.

La paradoja de todo esto es que somos un país que flota en cantidades navegables, como Brasil, y Bolivia, y nos falta ese producto en casa, el comercio, o en el transporte o en la industria, algo que es difícil de creer. Un factor climático se explica como justificación para el desabastecimiento de gas para uso doméstico e industrial, lo cual viene aparejado con alzas por acciones de especulación de comerciantes inescrupulosos.

Problemas de oleaje en las costas del Callao impiden la descarga del recurso natural en los terminales para abastecer a los centros de distribución y puntos de venta. Aun contra la advertencia de las autoridades de la Marina y de Defensa Civil, se ha autorizado la descarga en los terminales menos expuestos a la furia de los vientos. En la práctica, las reservas de gas no existen. Cifras técnicas hablan de reservas guardadas en los almacenes sólo para cubrir la demanda de cuatro días.

Por los hechos antes mencionados, muchos tienen la impresión de que nadie se ha preocupado por prevenir y coordinar una emergencia, A los ojos de la realidad, esta parece ser una tremenda falta de gerencia, logística y previsión y de infraestructura. Como se sabe el gas se deriva de sus centros de producción y distribución hacia los terminales para su comercialización en Lima y en provincias.

Para salvar la emergencia, para que llegue el gas a la superpoblada poblada Lima (8 millones de habitantes) se usó camiones cisterna, pero el producto llegó con sobreprecio a manos del consumidor por el costo del flete. La situacion no habría sido tan insolita como ahora si las autoridades hubieran previsto tender una tubería que transporte el GLP desde Pisco, distante de Lima unos 300 kilometros al sur del país. La cosa ha sido de locos. Por un lado, dos terminales grandes inoperativos (uno propiedad de Repsil YPF y el otro de Zefta Gas) que no cuentan con rompeolas. Por otro lado, Petroperu, el único teminal operativo que sí cuenta con rompeolas para efrentar la bravura del mar, pero tuvo que soportar la tremenda presión de demanda de caminones que hicieron fila de manera penosa y forzada.

¿Qué puede pasar si hay un desabastecimiento? ¿Cuáles serían los efectos en el hipotético caso negado de una huelga de los trabajadores en los terminales? ¿Cómo se enfrentaría el problema de psunami, huracán y nuevos oleajes? Mientras se construye el ducto para traer el gas a Lima vía terrestre desde Pisco, ¿cómo proteger a los usuarios de los designios del mar en los próximos dos años? De cualquier forma, se necesita con sentido de urgencia un plan de prevención y un plan de contingencia que incluya el aumento de reservas y al mismo tiempo el incremento del precio por variaciones internacionales. Habrá que ver.

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