martes, 5 de octubre de 2010

DEMOCRACIA QUE SE AGRIETA Y BAYONETAS QUE SE ENFUNDAN (I)


DEMOCRACIA QUE SE AGRIETA Y BAYONETAS QUE SE ENFUNDAN (I)

JESUS JIMENEZ LABAN

El golpe de estado fallido del 30 de septiembre DE 2010–como lo llama el presidente Rafael Correa- en Ecuador ha orientado la mirada hacia dos mecanismos que claramente se reactivan y se disputan la supremacía–uno más tarde que el otro- cada vez que se produce una crisis política, emergencia nacional o asonada militar, aunque las modalidades no sean las mismas respecto del pasado.

De un lado está la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo regional panamericanista creado después de la II Guerra Mundial, para fortalecer la paz y seguridad, consolidar la democracia, promover los derechos humanos y apoyar el desarrollo sostenible en América, compuesta por 34 países miembros, incluyendo a Estados Unidos. De otro, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), una especie de OEA, pero sin Estados Unidos, integrada por 12 países de Sudamérica para fortalecer la democracia, lograr la participación ciudadana y construir la integración y unión de los países miembros en lo cultural, social, económico y político.

A diferencia del golpe contra Manuel Zelaya, ex presidente de Honduras, circunstancia en la que se critico la lentitud y falta de reflejos, esta vez frente a los hechos del país vecino, la reacción de la OEA y UNASUR han sido inmediata, casi una sobrerreación.

Como se recuerda, a mediados de 2008 –en plena crisis financiera internacional- un grupo de oficiales de alto comando logró deponer a un presidente constitucional valiéndose de "representantes" en el Congreso y en los Tribunales bajo el argumento de querer realizar un referéndum para eternizarse en el poder. ¿Similitud? ¿Coincidencia? ¿Es el caso ecuatoriano una repetición de la tendencia? Juzgue la historia. Independientemente del color político del Presidente Zelaya -ideología que no comparto-, las consecuencias jurídicas son aun harto discutibles, a tal punto que no todos los países en el continente reconocen al actual Presidente Lobo, sucesor del depuesto mandatario.

En el caso ecuatoriano, inicialmente se acusó al ex Presidente Lucio Gutiérrez por este hecho, el golpe. Gutiérrez, que fue depuesto por alzamiento popular y que busca volver al poder, se defendió insistiendo en que el Presidente Correa tiene planes para cerrar el Congreso a fin de legislar a su antojo a punta de decretos.

Mientras esto ocurría, la cadena CNN hizo eco de un rumor en el sentido que Estados Unidos estaría detrás de esta intentona golpista, algo que fue luego desmentido, aunque no del todo. Tras especulaciones desde la pérdida de hegemonía de la referida potencia en países como Argentina, Bolivia y Ecuador hasta la sublevación del cuerpo antinarcóticos, el Canciller de Ecuador Ricardo Patiño dijo que ni el presidente Barack Obama ni sus autoridades principales están involucrados en esto, pero expreso sus sospechas sobre los “grupos de poder”. Días después después CNN internacional recoge versiones de que sería el mismo Correa quien propició este estado de cosas.

Como todo el mundo sabe, Ecuador es gobernado por un presidente de izquierda, pero paradójicamente toda su economía depende de Estados Unidos. La moneda oficial de Ecuador es el dólar, de manera que poco o nada puede hacer, por ejemplo, desde adentro el Presidente en materia de política monetaria.

El recorte por el Congreso de privilegios y derechos laborales a policías –se dice reñidos con la política de austeridad del presidente Correa- fue el detonante para que un puñado de policías -apoyado por militares- secuestraran al presidente Correa y lo recluyeran en un hospital durante la emergencia que duró horas luego de un sofocamiento de las fuerzas leales al mandatario ecuatoriano, aunque con muertos y heridos, circunstancia que está bajo investigación. Por lo pronto, la fiscalía general alega que los policías imputados no serán enjuiciados penalmente porque fueron engañados. (Continuará)

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