lunes, 7 de enero de 2008

LA LEY IMPOSIBLE

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LA CONFIANZA DE LA SALUD
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Jesus Jimenez Laban
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Aunque usted no lo crea, hay gente que hace sentir sus resistencias para que en el Congreso de la República no se apruebe el SOAT médico, la ley que indemniza a los pacientes que por una mala practica medica sufren un daño, invalidez temporal o permanente o muerte.
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Todos los gremios se han juntado para solicitar al gobierno sistema único de salud, implementación médica y pago de remuneraciones atrasadas, pero en el fondo es una oposición a esta ley fundamental que de aprobarse se hará justicia a los pacientes victimas de una negligencia, imprudencia o impericia médica.
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Cada caso, tiene sus características propias. Así, por ejemplo, negarse a atender a un moribundo en una sala de emergencia porque no tiene seguro al día, es una negligencia. Suministrar anestesia general cuando solo una región del cuerpo lo requería, es una imprudencia. Y cuando un médico no debidamente capacitado ejerce una profesión, incurre en impericia.
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Fuera de la buena práctica
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No tengo nada en contra de los médicos. Todo lo contrario, creo que son agentes que protegen la vida, previenen enfermedades y garantizan la salud de millones de peruanos, sea en el deterioro progresivo de la salud, la muerte que sobreviene por causas naturales o cuando ocurre un siniestro por un accidente no previsto, sorpresivo e inopinado.
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De hecho, en la muerte, en la enfermedad, en la invalidez, siempre están presentes.
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Sin embargo, nadie es perfecto. Los médicos también pueden equivocarse en sus prácticas médicas, en sus diagnósticos, en sus análisis de laboratorio en sus recetas. Ellos mismos reconocen que pueden incurrir en negligencia por el instrumental quirúrgico que emplean y los diagnósticos al tanteo que hacen en las postas rurales por falta de equipamiento.
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No me explico por qué los médicos se oponen a la implementación del SOAT médico, sobre todo si conocen que este seguro no sólo va a indemnizar a los pacientes que resulten dañados sino va a protegerlos de los embargos contra su patrimonio familiar.
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La mitad oculta
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Salvo que los galenos –siguiendo al constitucionalista Natale Amprimo- se opongan por un asunto tributario. De entrar en vigencia este seguro, los médicos tendrán que formalizarse. No podrían, simplemente, ejercer la profesión sin estar previamente inscritos en el SOAT. Dicho de otro modo, este seguro los obliga a declarar o presentar recibos por honorarios profesionales que raramente los pacientes exigen en los consultorios.
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De manera que este seguro es indispensable para la población que muchas veces no tiene a dónde ir ante un reclamo, angustia o injusticia por una mala práctica médica.
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Estoy de acuerdo en que no es muy humanitaria la naturaleza de un seguro porque prioriza el daño, el perjuicio y persigue una indemnización a favor del asegurado sobre las condiciones médicas, terapéuticas o de salvación de un enfermo o accidentado en peligro de muerte. Más importante para un seguro son las exclusiones y el monto de los años que el ser humano postrado, inválido o moribundo. Es un negocio discutible puesto que al hacer uso de formulas matemáticas complejas crea intereses compuestos (el Código Civil peruano prohíbe el anatocismo, intereses sobre intereses) que buscan un equilibrio entre el costo del seguro y el monto de la prima, pero hay seguros de vida que aseguran toda la existencia de los herederos, garantizan la continuidad de las familias con fortunas y aplican un trato humanitario en casos extremos como el cáncer, el VIH y, excepcionalmente, el suicidio.
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Creo que ante casos de pacientes que esperan largas horas en emergencia, profesionales que entran sanos al quirófano y salen sin vida y extranjeros que por no tener en el bolsillo el dinero completo son abandonados, se ha creado una necesidad por el SOAT médico, iniciativa legislativa que debe ir complementada por la ley de aseguramiento universal que inexplicablemente duerme el sueño de los justos.
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Ley imposible
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Por lo demás, este es un tema de responsabilidad médica prevista en los procedimientos de la Ley General de Salud que, por cierto, sanciona toda mala práctica médica.
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Si la ley contempla las indemnizaciones, mal se habla de que el tema quiera judicializarse porque ya lo está. Un triste proceso judicial por negligencia medica demora siete años en resolverse, de manera que la vía procedimental más eficaz es la conciliación y el arbitraje como mecanismo alternativo de solución de controversias.
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Ahora bien, si la victima considera vía SOAT exiguo el monto de la indemnización por una mala practica medica, puede accionar ante el Poder Judicial persiguiendo una mejor indemnización en la vía civil, independientemente del proceso penal por acto médico punible.
En países como Estados Unidos, Alemania, Francia y España sería inconcebible si un médico se atreve a operar sin seguro en un hospital, clínica, consultorio o posta, lo cual indica que seguros de responsabilidad civil como el SOAT medico, están muy difundidos en el mundo entero. No veo por qué no se puede, con los aportes de todos los médicos, acumular un fondo indemnizatorio para cubrir las contingencias de los médicos en el sector privado y un subsidio estatal en todos los hospitales públicos.
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¿Cómo negarnos a hacer justicia a un ser humano por una negligencia, imprudencia o impericia médica? Si la razón es por evasión fiscal, que no me consta, sería algo gravísimo que los gremios estén recurriendo a la sindicación para hacer presión mediática y crear opinión pública en contra del bien común.
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¡Dónde estamos, por Dios!

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