sábado, 3 de marzo de 2012

..."LA SOCIEDAD ANONIMA Y EL DELITO"

LO QUE MUCHOS CALLAN..."LA SOCIEDAD ANONIMA Y EL DELITO", GRAN OBRA DE DON DOMINGO GARCIA RADA
Jesus Jimenez Laban
Me emocionó la refrescante lectura del libro de quien en vida fuera doctor Domingo García Rada. Por azar del destino, cayó en mis manos su obra cumbre "La Sociedad Anónima y el Delito" (Segunda Edición, 1972) que dedica a sus hijos Domingo,José Antonio, Victor Andres García Belaúnde, cuyos conceptos e ideas siguen vigentes, a pesar del tiempo transcurrido desde cuando era vocal del más alto tribunal de justicia de la República.

No es fácil resumir en pocas palabras la sabiduría del destacado y respetado penalista, pero su redacción es, como decía el Dr Jose León Barandiarán, "una lectura que se empieza con interés y se termina con provecho". No se equivocó el ilustre Rector de San Marcos, don Gaston Pons Musso de limitarle el dictado de clases al doctor García Rada para que culmine con éxito su gran obra. Como no pretendo repetir ni resumir su valiosa y provechosa obra, bastarán tocar algunos puntos. 

Dice Garcia Rada no es necesariamente cierto que el delito esté asociado sólo a gente pobre o atribuirlo a la mala distribución de la riqueza como dicen muchos. Tambien hay daños inmateriales que son delitos: pérdida de la confianza en la banca, desequilibrio en el mercado, desaparicion de la competencia, menor recaudación de impuestos, corrupción administrativa etc.   

Muestra, con lujo de detalles, la casuística abundante aquí y en el extranjero en la que los delitos societarios -aquellos que se cometen dentro de una empresa(delincuencia intramuros) y fuera de la empresa (hacia afuera)- causan daño personal, afectan la propiedad y atentan contra la sociedad. Siendo por ello, un delito plurionfesivo porque requiere en el autor una cualidad determinada cual es ejercer funciones directivas, de alta jerarquía en las sociedades anónimas. 

Lo que quiere decir el jurista es que tan delincuente es aquel que comete hurto, robo, violación u homicidio como el que altera un asiento contable, finge estados financieros o vende acciones en vísperas de la quiebra de una empresa o estafa a medio mundo vendiéndole acciones sin valor. 

Están también ahí, como decía Bajo Fernandez, la estafa, los que atentan contra la confianza depositada en ellos, como es la malversacion de fondos; los delitos de la libertad de comercio; los delitos fiscales como es el contrabando; los delitos de insolvencia; agio, usura, especulacion etc. Por eso, pone en la misma estatura "El Delincuente Nato" o "Lúomo delinquente" de Lombrosso (1876) y "White Collar Criminality" (Tesis de criminal de cuello blanco) del famoso sociólogo americano Edwin H. Sutherland (1939). 

Para los primeros, es fácil tipificar el delito porque hay sanciones contempladas, en tanto que para los segundos -aun cuando existe ilícito penal- la mayoría de casos no están comprendidos en el código. Tras recordar que en el pasado era comun hablar de los delitos de los caballeros -adulterio, duelo, accidente automovilístico etc.-, Garcia Rada señala que el delincuente de cuello blanco oculta sus hechos delictuosos amparado en la clase social, posición económica y reputación. Y, por ello mismo, raras veces merecen esos hechos el reproche de su grupo social. 

Bajo Fernandez, como hecho interesante, menciona que el juez, el legislador y el delincuente pueden pertenecer a la misma clase social, la misma formación intelectual y quizás igual ideología. 

Claro, el doctor García Rada, a quien entrevisté con el micrófono en varias oportunidades en mi tiempo de reportero de Panamericana Televisión, tiene un sentido claro de la cantidad de delitos y cosas ocultas en una sociedad anónima, no mala en sí misma, pero sí escenario de tentación y de actos torticeros protagonizados por personas astutas, inescrupulosas con medios engañosos falaces y con aprovechamiento de las lagunas del derecho para causar daños a terceros y a la comunidad en general como lo describe el igualmente valioso jurista Jose Leon Barandiarán que, precisamente, prologa el extraordinario libro del doctor García Rada. 

Pero él, García Rada, con su profunda sabiduría de la ciencia
penal, reconocía que los hechos podían no ser sancionados, pero sí indemnizados. Puede no existir intención delictuosa, pero habiendo daño este debe ser indemnizado, decía el maestro García Rada. Y, en muchos, casos, las dos cosas juntas con la pena y con la reparación civil.  

En esencia, como lo hace notar a lo largo de la obra, dejaba en buen pie a la sociedad anónima -una vez liberada de los forajidos- porque no se ha inventado nada mejor que atraer a los ahorristas a una empresa -la sociedad anónima- para ser parte de una misma propiedad, el accionariado. Y, por supuesto, en una sociedad por acciones, se limita la responsabilidad al monto del aporte, quien contrata con ella es respaldado por la misma compañia y quien es socio de ella no es personalmente responsable. 

Libros como éste -La Sociedad Anónima y el Delito- aparecen cada cien años y tengo el privilegio de conservar un ejemplar. Y al recordar las ideas y principios del doctor Domingo García Rada me pregunto si el mundo que vivimos hoy ha mejorado o empeorado respecto del panorama que vio en su tiempo el Maestro de San Marcos. 

Me temo que la mundialización de los negocios ha globalizado también el delito. ¿Y qué es gran parte la crisis mundial? ¿No es acaso el reflejo de esos actos torticeros a los que se refiere Barandiarán? Vaya reto!, esto requiere de una coraza moral y ética muy grande en los operadores del derecho. Y una protección hercúlea para los buenos empresarios que practican los negocios éticos. Y una administración pública hermética y blindada contra el delito. García Rada se adelantó a estos tiempos. Dios lo tenga a su derecha.

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