jueves, 8 de marzo de 2012

EL PERIODISTA Y LA DISPUTA JURIDICA

ECUADOR: EL PERIODISTA Y LA DISPUTA JURIDICA
Jesus Jimenez Laban

El progreso de un país se mide en la libertad de expresión como fundamento de la democracia. El acceso a la información es sinónimo de transparencia y buena práctica democrática. Y no debe haber ley que interrumpa ese flujo informativo. Ha causado revuelo en el mundo entero, el caso del presidente de Ecuador Rafael Correa quien enjuició a un periodista y a 3 propietarios de un medio (El Universo) por una opinión crítica en el sentido que el referido mandatario habia ordenado disparar contra civiles en un hospital...(ver documentos). 

Como resultado de un juicio penal, la autoridad judicial ecuatoriana sentenció con 3 años de cárcel al periodista Emilio Palacio y multó a los propietarios del medio, El Universo, los hermanos  Carlos, César y Nicolás Pérez , con una suma impagable de US$ 40 millones. ¿Por qué los propietarios si la opinión fue hecha por el periodista? Se preguntan algunos en foros virtuales ante los ojos del mundo. 

A diferencia de Estados Unidos, donde la línea conservadora es marcadamente distinta de la linea liberal, en América Latina esa linea divisoria no es muy clara. Pero es un hecho que la posición de un medio se ve en la primera página y en el editorial. Basta ver los diarios en los puntos de venta.  

Llamó mi atención un encendido debate entre una asambleista de Ecuador y académicos y defensores de la prensa de la universidad George Washington, Freedom House, Comité de Protección de Periodistas de Nueva York en el programa "Choque de Opiniones" transmitido por CNN.

De lo dicho ahí, además de las reacciones en redes sociales, me quedó claro que la gente quiere saber el origen de las cosas y las consencuencias, salvo mejor parecer del resto de televidentes e internautas. Los defensores de Correa alegan que nadie puede con una acusación disfrazada de opinión hacer un señalamiento tan grave como crimen de lesa humanidad, como lo que escribió Palacio.

Es más, alegan los defensores, nadie puede estar por encima de la ley y los periodistas no tienen corona. Es sin duda, el caso en el que colisiona el derecho a la libertad de expresión y el derecho al honor y el buen nombre. 

Pero en este caso concreto, no es fácil predecir qué pasará en Ecuador después de esta sentencia, aun con el arrepentimiento o el "perdón" del presidente Rafael Correa, conducta presidencial que invita a muchos a ser cautos y vigilantes. 

Los analistas internacionales convocados al foro creen que habrá censura y autocensura entre los periodistas porque éstos tendrán temor cada vez que se refieran a los actos del poder o a actos de corrupción. Y este un pésimo precedente para otros gobiernos de la región que tiene antecedentes con periodistas en las cárceles.

Viendo las cosas de otra forma, parece que este no es sólo un problema de los periodistas sino también de los ciudadanos que verán recortado su derecho a ser informados sobre los hechos tal como éstos ocurren. Aquí cabe mencionar aquello que oigo con frecuencia en Perú. "No se puede matar al mensajero". 

Por supuesto, los periodistas no son perfectos, cometen errores, pero necesitan un mínimo escenario para actuar en libertad, sobre todo cuando hay esfuerzos de autorregulacion y códigos de ética impulsados por los colegios de la profesión. Hay problemas cuando no se confirma la fuente, no se cruza la información o no se prueba la veracidad de la misma. 

Este es algunos gremios periodisticos un tremendo problema que se soluciona con libertad y responsabilidad. En otra descripción de la problemática, puede que no se moleste a los periodistas, pero el poder la emprende con los propietarios. Esto supone que también pueden surgir problemas por represalias del poder contra un medio tales como recorte en la cuota publicitaria, renovación de licencias o el uso de cualquier otro artilugio legal.  

Y para los mismos analistas que he señalado arriba no extrañaría que esto ocurra en Ecuador y otros países porque América Latina es una región donde menos avances ha habido en materia de libertad de expresión, aun cuando está vigente el articulo 13 de la Convencion Americana sobre Derechos Humanos, Tratado Internacional que protege las libertades de todos los periodistas en el continente. Prefiero escribirlo tal cual: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección".

¿Por qué el presidente Correa tuvo que usar la vía penal para ver este tema cuando debió usarse la vía civil?, se preguntan los analistas. Pero el problema está en que la difamación y calumnia vinculado a asuntos de interés público todavía permanece en los códigos penales de la mayoría de países en la region. Curiosamente, Argentina y México ha logrado desprender estas figuras de la legislación penal por razones de interés público, algo que debe hacerse también en el Perú.

Otra pregunta sin respuesta es por qué el poder usó la vía penal si el Presidente Correa tenia para contrarrestar una crítica más de 15 medios oficiales (cuando llegó Correa sólo exitía Radio Nacional de Ecuador). Ni los excesos de algunos medios ni la vinculación de éstos a grupos económicos, se puede resolver metiendo presos a los periodistas o tratando de quebrar o quitarles la licencia o dejarlos sin publicidad a los propietarios de los medios.

Con la muerte de la verdad, desaparece la opinión pública en la definición que conocemos ahora en democracia. La Convención Americana sobre Derechos Humanos vuelve a decir esto:  "
No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones".
En esencia, lo que se critica en el caso de Ecuador es el amedrentamiento a los periodistas, el uso de la ley penal cuando hay otras vías menos extremas y el riesgo de dejar de decir la verdad por una autocensura de quienes ejercen este oficio. No habría así libertad para destapar casos de corrupción ni para decir la verdad de los hechos que la ciudadania tiene derecho a conocer para formar opinión pública.  

Desde este punto de vista, más vigente que nunca resulta la frase feliz de don Belisario Betancourt: "Es preferible tener una prensa desbordada que una prensa censurada".

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