domingo, 27 de septiembre de 2009

EL CAPITALISMO



Capitalismo, una historia de amor
¿ES VERDADERO TODO ESTO O FALSO?
Jesus Jimenez Laban
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En Estados Unidos de América, 1 de cada 7527 viviendas reciben un aviso de embargo y desaojo, cada mes se producen 216 mil despidos y pese a un multimillonario rescate el sistema financiero sigue siendo frágil y con poco crédito. Estos escenarios que parecen lejanos están muy cerca de nosotros porque representan una crisis financiera mundial que golpea a todos los países sin distinción de credo, raza, sexo o nacionalidad.
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Poniendo lo que siempre le asegura efecto sicológico en la gente –buena historia y testimonios con imágenes profundamente impresionantes-, el cineasta, documentalista, escritor y periodista Michael Moore reproduce realidades del momento actual en su documental de 2 horas “Capitalism, Love History” (Capitalismo, historia de amor. )
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El documental ataca la vena yugular del sistema porque busca demostrar que el capitalismo –que el autor entiende como un sistema en el que el 1% de arriba tiene tanto como el 95% de abajo- no funciona. Es más, afirma, el capitalismo no puede ser compatible con la democracia porque ésta es de todos. Moore, tremendamente polémico por su documentales George and Me (que enfoca la triste realidad del despido) y Faranheit 9/11 (una severa crítica a la guerra con un alto costo social), ha ido demasiado lejos con su documental y se ha enfrentado con enormes grupos de poder. Tanto que dejaría los documentales por la ciencia ficción.
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Casualidad o no, el lanzamiento en Venecia de esta producción coincidió con la cita cumbre de líderes de países industrializados en la que precisamente, con ciertos matices, se aborda el tema de la seguridad de los bancos y su relación con el público ahorrista y el inversionista, teniendo como consenso aumentar los controles pues existe la impresión de que algunos banqueros –no se puede generalizar- siguen pensando más en su propio interés que en la crisis. La cumbre de Pittsburg, la ciudad del acero y uno de los lugares más apacibles de la costa este de Estados Unidos, fue escenario de la tercera reunión del G-20 en menos de un año, teniendo como telón de fondo la noticia de que la recesión empieza a abandonar a países europeos y del Asia, tales como Francia, Alemania y Japón.
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Teniendo como base un borrador de reforma financiera presentado en Bruselas, los países ahí reunidos coincidieron en rebajar las bonificaciones (bonus) a los banqueros, supervisar por separado a la banca, el mercado y los seguros; pero, además, acordar un aumento al capital y a las provisiones para proteger no solo a los ahorristas sino la estabilidad de todo el sistema financiero para que no se repitan crisis como las del 2008 y comienzos del 2009.
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Por supuesto, es muy opinable el tema central –capitalismo- que toca Moore porque ante la incertidumbre que plantea el futuro no es fácil asegurar que lo que dice es falso o verdadero. Sin embargo, sí estoy de acuerdo con una parte de ese documental en la que invita a la ciencia y a la tecnología a hacer algo viable y posible de cara a los problemas que preocupan a la humanidad como enfermedades todavía incurables, el cambio climático y las nuevas alternativas de energía para frenar el calentamiento global. Esto supone, por ejemplo, la cura del cáncer, preocuparse cómo llegar en menos tiempos en los nuevos medios de transporte, embellecer cada minuto con nuevas plantas las ciudades y abandonar la gasolina por otra fuente de energía puramente ecológica.
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La primera vez que me entere del documental fue por medio de Paramount, gigantesco productora y distribuidora de cine que desde Hollywood lanza productos para ganar y no perder dinero. Otro tanto, en el New York Times, Washington Post y Fortune, cuyas opiniones fueron transcritas por el laureado entrevistador de la CNN, Larry King. Vino después la pregunta ¿por qué Moore reniega del capitalismo usando sus medios para tirar barro con ventilador a quienes lo financian? Moore aclara a la prensa que no es comunista sino católico y que lo busca es concitar la atención alrededor del desempleo, las víctimas de la catástrofe financiera y el derroche de dinero en algo que no funcionará, pero que hará que los pobres paguen la factura.
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Claro, para explicar bien su historia Moore hace una comparación entre el esplendor y la decadencia de Roma y la situación actual en Estados Unidos. Pese todo, parece más una reedición de aquello que se escribió hace 20 años, vale decir, el fin del comunismo como sueño viable y la permanencia del capitalismo en uno solo que se mira al espejo, el mundo unipolar, el pensamiento único. Es de alguna manera lo que animó al politólogo estadounidense Francis Fukuyama a escribir “El Fin de la Historia”, (el fin de las ideologías para dar paso a la economía y la ciencia de la biología).
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Sea como fuere, lo que parece cierto –en realidad nadie lo sabe ni puede predecir- es el fin de los viejos paradigmas y el comienzo de otros nuevos.

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