viernes, 29 de octubre de 2010

LO QUE SE CALLA ACERCA DE LAS CANDIDATURAS PRESIDENCIALES


LO QUE SE CALLA
JESUS JIMENEZ LABAN

Cuando los políticos del siglo XX tenían que llenar las plazas para el cierre de sus campañas, la aparición de la televisión tuvo para ellos un sabor agridulce porque resultaba frío e insólito hablar frente ante una cámara en un set de televisión que reemplazaba a esa gran masa de gente que los inspiraba para dirigir sus ideas y opiniones y exponer sus sentimientos. Los electores que acudían a la plaza para alentar a su candidato se prendían del estrado dónde estaba su ídolo, su líder, su jefe, su duce.

Aun cuando eran tiempos en que se estrenaba la tele-democracia como tecnología, la televisión vino al mundo a elevar a la categoría de héroes a los políticos tal como lo hacía en la plaza ese público enfervorizado y esperanzado desde un mitin.

Sin embargo, las tecnologías de información y comunicación que habitan en internet ha bajado a los políticos de la palestra de los héroes al lllano de los simples mortales. Fue la llegada de la cyberdemocracia la que hizo posible esta igualación o achatamiento. Y es que las redes sociales, con su enorme poder de interactividad en más de 10 mil versiones –la gente se comunica de ida y vuelta- tiene la capacidad de cuestionar al poder, las ideas del líder y de castigar sin encuestas al político si éste no se porta bien o no se muestra el línea con sus mandatos.

Por eso, tanto ayer como hoy los políticos, los empresarios, los profesionales y los académicos, que usan las mismas herramientas, tienen ahora más que nunca la imperiosa necesidad de desarrollar la persuasión para alcanzar sus logros y objetivos. Sí, esa facultad de poder convencer a una fiera a que no devore al caníbal que tiene al frente sino al que está al lado o de hacer cambiar de opinión a uno en beneficio del otro o dejar de hacer algo al servicio de los intereses de una nación. La Suiza de la II Guerra Mundial, por ejemplo, persuadió a Alemania para no ser invadida, a partir de argumentos del orgullo nacional, del ahorro financiero y de pérdida de vidas humanas o la tarjeta bajo la manga.

El sueño de los políticos es convencer cada vez a más gente a que voten por ellos. Las casas comerciales ofrecen el oro y el moro por vender sus productos y servicios, en tanto que los profesionales no serían tales sino conocieran estos viejos y nuevos principios de la publicidad y de la propaganda. Sin embargo, entre los riesgos que tiene esto, muchos consideran una inmoralidad, dice Gregorio Fingermann en su obra Sugestibilidad de las masas, “…operar en un individuo un cambio en sus ideas, opiniones y creencias, anulando totalmente su sentido crítico para aceptar, sin fundamento alguno lógico y racional, las ideas sugeridas por otro y actuar de acuerdo a ellas”

EL Generalísimo don José de San Martín, Libertador del Perú, usó de la persuasión para evitar derramamiento de sangre en el campo de batalla frente a los realistas. El ex presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln aprovechó la circunstancia de la esclavitud para surgir de las cenizas y lanzar su candidatura presidencial y el Presidente estadounidense Barack Obama se blindó con información –data mining- haciendo de las redes sociales un instrumento de voluntariado que lo acompaño de manera virtual y física hasta la campaña puerta por puerta para subir al poder.

¿Que tienen en común estos hombres para hacer imagen? Se muestran como seres no comunes para hacer que otros ayuden a que las cosan sucedan. Estudian previamente el mercado o el panorama o electorado para lanzar sus ideas, opiniones y propuestas y crear un lazo de afectivo teniendo como base la simpatía que se logra haciendo que muchos compartan el mismo sentimiento. Pero al mismo tiempo se muestran transparentes, cuentan su historia y apelan a las emociones de paz, justicia, trabajo, educación, prosperidad, cambio y esperanza.

Pero, sobre todo, cuidan de mostrarse auténticos porque todo lo que huele a periodístico es aceptado y todo lo es publicitario es rechazado, según las nuevas tendencias mostradas `por los gurús en congresos mundiales. Hay que mostrarse tal como uno es y exhibir hechos y personas que siguen esas ideas y propuestas. La gente no compra el producto, como dice Tom Peters, compra la emoción que crean las imágenes y figuras y los gestos a partir de esas ideas y propuestas.

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