CANDIDATOS PRESIDENCIALES…
JESUS JIMENEZ LABAN
El inmenso caudal electoral de un candidato presidencial dependerá de lo que haga o haya hecho más de lo que diga o esté por decir. La experiencia en la obra pública parece ser lo que está en juego en estas elecciones presidenciales. Si esto fuera así, tendría mucho que exhibir el ex presidente Alejandro Toledo –a quién no se le puede desconocer su descomunal poder mediático- lo mismo que al ex Alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, a quien los titulares lo muestran blindado y con poder.
Sin embargo, no tendría mucho que mostrar Keiko Fujimori –no hay ahí experiencia de gobierno- ni Ollanta Humala –sin experiencia de trabajo-. Pero esto no es tan cierto puesto que acompaña a Humala lo que podría llamarse el voto-protesta de ciudadanos a quienes no llega el bienestar económico, o está desinformado acerca de los efectos positivos de las reformas económicas o votantes decepcionados de la política tradicional que quieren cambios radicales a partir de una nueva Constitución.
Están del lado de Keiko, que se ha autodenominado la “candidata de los pobres”, las huestes que recuerdan de Fujimori-padre la obra social y no los antecedentes dictatoriales. Aunque muchos se escandalizan por ello, está visto que a la gente no le interesa el juicio o la sentencia judicial sino la obra. De otro modo, no se habría consolidado en el norte, en el nororiente o habría empezado a ocupar el espacio de Humala en el sur, dicen que un poco decepcionado de la escasa representación nacionalista en el Congreso.
Aunque muchos hablan a media voz sobre estas tendencias, parece ser –porque en política todo es relativo- que el país está polarizado. A medida que se encienden los motores de la campaña se aprecian nítidamente tendencias hacia las fusiones, las convergencias, o alianzas de partidos, de movimientos y hasta de vientres de alquiler, bolsones electorales que se ofrecen al mejor postor. Dentro de este contexto, vale refrescar la memoria de la convergencia de tres partidos –PPC, AP y Libertad- que dieron en los años noventa nacimiento e impulso al Frente Democrático, Fredemo que lideró Mario Vargas Llosa.
Del mismo modo, existe una nueva tendencia que algunos han llamado el resucitamiento de la izquierda. A comienzos de la década de los 80, Alfonso Barrantes Lingan, visto entonces como el bombero de las izquierdas, logró lo que muchos creían casi imposible, aglutinar a todos los grupos afines –con ciertas excepciones- alrededor del pensamiento mariateguista. Para muchos, está por ver quién es ahora el nuevo bombero o bombera y cuál es el nuevo pensamiento que los vertebra o los une, sin dejar de lado la pretensión de Sendero de llegar al Congreso por la vía del voto.
Al medio –entre derechas e izquierdas- podría aparecer un híbrido político, un engendro raro. Gente de derecha que busca juntarse con gente de izquierda –Toledo lo ensaya con Villarán, por ejemplo en similar actitud a Flores Nano-. Pero esto no es nuevo. Así, el Partido Comunista del Peru (PCP) se alió con la derecha, especialmente en la primera mitad del siglo XX. Quienes le toman el pulso al Peru y le siguen el paso histórico, no podrán negar que el PCP se alió –por diferentes circunstancias a las actuales- de manera sucesiva con Luis M. Sánchez Cerro, Oscar R. Benavides, Manuel Prado Ugarteche y el patricio José Luis Bustamante y Rivero. No me crean sólo a mí, ahí están las páginas de la historia que –para bien o para mal- quedan escritas y dan cuenta de estos hechos.
Volviendo al presente en un país, como dijo el político Victor Raul Haya de la Torre, donde todos amamos a todos, todos odiamos a todos, todos olvidamos todo, parece que no existe un liderazgo arrollador como para que algún próximo candidato para presidente de la república gane en primera vuelta. En la foto de hoy –que puede cambiar después- las voces coinciden en una segunda vuelta. En todos los escenarios posibles e imaginables se visualiza en una eventual segunda vuelta a Keiko Fujimori o bien con Alejandro Toledo o bien con Luis Castañeda Lossio, aunque Ollanta Humala –temido por muchos y demonizado en Wall Street- tendrá primero que jugarse todo el poder en el sur. Pero ha surgido un factor sorpresivo e inesperado, Mario Vargas Llosa, que luego de recibir el Premio Nobel de Literatura por sus estructuras del poder, puede ser decisorio en las elecciones presidenciales del próximo año.
Que la política no descarrile las reformas económicas y que el país pueda vivir tranquilo con la continuidad de las obras bien hechas por sucesivos gobiernos, lo cual hace una democracia sostenible en el tiempo. Aun así, ¡cuidado con el outsider!
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