JESUS JIMENEZ LABAN
Desde lo mas hondo del corazón no hay partido, movimiento o agrupación que no tenga en mente la victoria final aun antes de haber empezado. Por eso, a medida que los motores de la campaña presidencial empiezan a rugir, mas fuerte resonara en nuestros oídos, “si se puede”, “nosotros somos el cambio”, !la victoria es nuestra! Claro, no importa lo que digan los slogans ni la propaganda, lo que cuenta es cómo piensan los candidatos llegar a Palacio y ocupar la mayor cantidad de escaños en el Congreso. Por lo pronto, parece que los partidos que figuran primeros en las encuestas no necesariamente tendrán asientos en el Parlamento, por lo menos como ellos lo imaginan, a la luz de las nuevas tendencias en el mapa político peruano.
¿Escaños al arranche? Para nada
Y es que los reflectores de la política apuntan ahora a los pequeños que, precisamente, por ser tales tienen necesidad de agruparse para ganar estatura. La figura no es nueva, pero esta vez hay una sinergia de fortalezas: seriedad en la propuesta para no azorar las inversiones, reclutamiento de movimientos regionales, recorrido transversal en provincias y voto casi cautivo de las canteras religiosas. De manera que si un candidato de las minorías se erige como una opción creible, cede en los logos y se pone de acuerdo con los reclamos regionales, no sería poco el caudal que alcanzará en su aventura.
Queda claro para las diferentes fórmulas presidenciales, entonces, por qué los partidos podrían sufrir algunas bajas en sus candidaturas, cómo puede afectar esto la proyección de sus bancadas y en qué medida su caudal de votos . La idea de agruparse no será de uno sino de muchos. El problema para estas alianzas es que podrían nacer con pies en barro si es que no existe un programa coherente de gobierno, una plataforma con ideas en común, o una garantía ética para que ese conjunto de grupos políticos no se desbande –transfuguismo- tan luego llegan al poder, defraudando al elector. Lo que quiero decir es que tiene que haber aquí -nada impide que se agrupen- un liderazgo responsable para asegurar la futura gobernabilidad del país.
Pero hay otro escenario. Lo que se ve ahora es un archipiéalgo de partidos grandes – los últimos que se han presentado en la CADE 2011- que se pelean por el centro político. Todos quieren ser de centro, pero olvidan la ley de los equilibrios y de los contrapesos. Así, si el partido que ocupa el centro se inclina hacia el centro derecha, otro cubrirá su lugar. Del mismo modo, si una agrupación migra hacia el centro izquierda, el espacio de la izquierda per se quedará sin piso o en el aire, algo que los politólogos lo entienden muy bien.
Vale recordar que el plan de gobierno coherente es el que ganará las elecciones, más aun en un escenario en que la mitad de la población no cree en la politica economica y cerca de un 80 por ciento no siente mejoras pese al éxito de las reformas y el crecimiento económico.
Claro, éste podría ser el punto débil de los pequeños –podrían pensar muchos que se agrupan ahora para luego esfumarse o enfrentarse-porque no tienen una ubicacion política ni económica claras, pero qué decir de las agrupaciones grandes. Hay que evaluar a cada uno, según su propia realidad. Empezando por el partido de los astros –el mejor organizado en el Perú-, vale reconocer que tiene en Mercedes Araoz una candidata de lujo, pero el desgaste natural del poder lo llevará por caminos no convencionales. Más tarde o más temprano –por instinto de conservación de su vida política- podría hacer uso de la escopeta de doble cañón, lo que esta vez significa acomodarse a la circunstancia, juntarse a última hora con el que más posibilidades tiene, un estilo pragmático sin apego momentáneo a los principios como lo ha hecho a lo largo del siglo XX en diferentes gobiernos para sobrevivir.
Solidaridad Nacional tiene muy buena presencia en Lima, pero no tiene espinazo político en provincias. Podría suplir esa carencia con Unidad Nacional y otros partidos, pero la cosa aun está en la nebulosa, precisamente porque quieren el panorama completo y no hay ahí niños de pecho. De Fuerza 2011 bajo un liderazgo juvenil, realmente existe un gran misterio porque hasta ahora todo parece indicar que Keiko Fujimori ira sola a las elecciones, a no ser que exista alguna alianza secreta para dar la gran sorpresa.
Perú Posible, que tiene la gran ventaja de experiencia de gobierno, podría encontrar un increíble respaldo en las huestes de Acción Popular, sobre todo si el mensaje del candidato llega con un mensaje pragmático para contentar tanto a “reaccionarios” como a los "caviares” para usar el lenguaje de los apasionados en política. En una palabra, el enorme poder mediático con que cuenta Alejandro Toledo, podría alcanzar los consensos que reclama Porter entre la centro derecha y la centro izquierda.
Un mapa simplificado para entender un escenario variopinto
Si esto se llegara a producir, lo que escribo es solo una foto para el momento porque el escenario puede cambiar después, el espacio de la izquierda quedaría libre para el Partido Nacionalista, pero cómo lograría Ollanta Humala capitalizarlo en su favor, es todavía una gran incógnita, sobre todo después de escuchar un lenguaje del candidato más mediático en la CADE, de Urubamba, Cuzco,
El asunto es que el segmento de electores de las izquierdas va a ser apetecido por muchos. Por ejemplo, dónde está el padre Marco Arana que lidera un colectivo de organizaciones como alternativa a Humala, qué está haciendo Alberto Pizango, el líder de la resistencia a las concesiones petroleras en las comunidades indígenas y a quiénes apadrina -si esto se diera- y qué efecto tiene el narcotráfico en la captación de adeptos –disfrazado de benefactor en los pueblos de la selva, pero distorsionador de la economía, tema tocado públicamente por los candidatos Toledo y Humala en CADE- y cómo está Sendero en su plan de entrar al Congreso con partido político o para qué se entrena el MRTA en la frontera con Bolivia, según alertas informativas.. De alguna manera, en medio de movimientos de algunas ONG en el Poder Judicial, algo que preocupa a la ciudadanía, sobre todo con la puesta en libertad de sentenciados por terrorismo, alcanzada por beneficios penitenciarios después de una reforma de la ley.
Ahora bien, Fuerza Social, cuya cabeza visible Susana Villarán estará operando en la Alcaldía desde el 1 de Enero de 2011, necesitará aliarse con un candidato que ejerza liderazgo con trayectoria coherente ante el electorado que busca ocupar en el espacio de la izquierda, aunque podría reclutar simpatías en otras ubicaciones. Por las preferencias ciudadanas, para varios analistas resulta muy probable que en algún momento se encuentren Fuerza Social y Fuerza 2011, aunque es muy temprano para verlo. ¿Tiene a fujimoristas Fuerza Social entre sus filas?, se pregunta la crítica aguda.
Pero aun así hay fuerzas que quedan en el aire. Me refiero a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional cuyos uniformados -con criterio colegiado- tienen derecho al ejercicio de sufragio, caudal que se estima en unos 300 mil votos sin contar a las familias. Vale recordar que la reforma previsional y la estructura remunerativa se ha postergado en 180 días, es decir, casi en vísperas de elecciones, según reportes de la Comisión de Presupuesto.. Otro tanto, está en los universitarios que se cuentan en unos 800 mil jóvenes, fuerza tangible con mucha capacidad crítica que está sumergida en las redes sociales. No menos importante es la fuerza de más de 700 mil votos de los peruanos en el exterior, sin incluir las familias de los inmigrantes, una fuerza dispersa porque no existe distrito único, pero es caudal seguro o complementario a cualquier alternativa partidaria que sepa llegar a ellos.
Por consiguiente, la “Victoria es nuestra” podría ser el grito de quienes mejor se muevan entre estas variables políticas. Lo que se ve claro es que nadie llegará solo, es el momento de juntarse, es la hora de las alianzas, aunque –ojo- no siempre funciona el endoso político en el Perú.
Sea como fuere, los partidos pequeños agrupados pueden decidir el destino de la candidatura presidencial con mas opción -tanto en primera como en segunda vuelta- , escenario en el cual podría darse una pelea despiadada entre el poder de los medios de comunicación –destapes, escándalos o revelaciones- , la persuasión de las encuestas –la gente no vota nunca por el perdedor- uso de redes sociales –donde el rumor puede ser el gran peligro de desinformación- y una campaña de clic a clic, puerta por puerta, boca a boca, toque a toque, plaza por plaza, pueblo por pueblo.
¡Señores, empezó el baile! ¡La campaña ha comenzado!