DOLOR EN EL BOLSILLO LATINO
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Hay gente que quiere venir de Estados Unidos hacia América Latina. En el sur las cosas no son tan apremiantes como en el norte. Pero esta sensación de menos dolor en el bolsillo del consumidor puede resultar un espejismo por varios factores que serán difíciles de controlar, por lo menos desde el próximo año.
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El consumo en Estados Unidos ha caído en 300 mil millones de dólares y los costos de la energía representan otros 200 mil millones. Lo que preocupa en el país del norte es que la administración Bush finalice con 500 mil millones de dólares en déficit, lo que anticipa que la nueva enfrentará los embates de un déficit de 1 billón de dólares difícil de financiar.
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El consumidor no compra como antes y esto se reflejará negativamente en el volumen de exportaciones de países de América Latina. Y, por último, existe un alto nivel de endeudamiento en tarjeta de crédito y en casas, además un combustible por las nubes dentro de un escenario muy similar a la crisis del petróleo en los años setenta.
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El Fondo Monetario Internacional pronostica un crecimiento mundial de 4.5 por ciento para el cierre de este año, pero en el 2009 el ritmo se reducirá a 2.5. Lo cierto es que la crisis no será eterna pero estamos en lo que Jorge Suarez de Global Plus IM llama "el final del principio".
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Expertos como Arturo Pozencansky de la American University calculan en tres años la duración de esta desaceleración económica, de los cuales solo ha transcurrido el primero.
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Sin embargo, una recesión relativamente seria en Estados Unidos, no significa necesariamente que en los países de la región se presenten despidos masivos, ejecuciones de créditos hipotecarios y alta inflación. Se dice que la inflación en Venezuela bordea el 32 por ciento, en tanto que en México el fondo de compensación de los combustibles genera egresos fiscales del orden de los 20 mil millones de dólares.
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Esto no significa que la gran mayoría consumidores latinos se perjudique por el alza de los precios por cuanto no recibe dividendos sino mejoras de manera directa a través gasto público, el clima de inversión y la fortaleza de los mercados.
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Se ve venir una caída de los precios de las materias primas, menos actividad de los consumidores en Estados Unidos y por tanto más dificultad para vender al mercado americano.
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Ahora bien, ¿qué va a pasar con las tasas de interés después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos? Lo que parece probable, segun los expertos, es que la Reserva Federal elevará los tipos, lo cual no conviene a América Latina. La región ya tiene bastante con un precio embalsado de la energía y una inflación algo inquietante que fluctúa entre 5 y 10 por ciento. Si los tipos suben, el costo de dinero aumenta.
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Si el precio de la gasolina no se sincera, la situación se volverá inaguantable el próximo año. Si hay inflación, habrá presión social por aumento de sueldos y salarios.
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