Bajo los muros de la Catedral de Pisco, un símbolo de la fe religiosa de un pueblo alegre y devoto, sepultó a decenas de fieles que al momento del sismo asistían a un servicio religioso por la festividad de la Virgen de la Asunción. El templo, como aparece en los reportajes de la prensa extranjera, se ha convertido en escenario de largas y penosas operaciones de rescate, en la cual intervinieron brigadas de España, para rescatar a los muertos que todavía -48 horas despues del sismo- se hallaban bajo tierra, mientras el resto de la población, especialmente niños y ancianos se refugiaba en las colinas de Pisco para no ser alcanzadas en cualquier momento por un maremoto desde las playas de San Andres que fueron totalmente inundadas por las aguas destruyendo centenares de viviendas enteras
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