Los resultados de Barack Obama como ganador de la nominación presidencial por el partido demócrata en carrera hacia la Casa Blanca eran esperados por propios y extraños, pero no dejó de sorprenderse el público estadounidense porque la victoria de Obama, senador por Illinois sobre Hillary Rodham Clinton, la senadora de Nueva York significa que ha ganado el primer candidato afroamericano en la historia partidaria demócrata en los Estados Unidos. No me voy a sumar a los comentarios de género racista, de feminismo o de color que surgieron durante esta intensa campaña en los últimos 16 meses, con 54 primarias y caucus, pero es de primerísima importancia reflexionar acerca del por qué de estos resultados a la luz de una posición neutral, sin apasionamiento y sin intereses políticos.
De llegar a ser inquilino de la Casa Blanca, Obama ha dicho que operará un gran cambio en Washington. Por supuesto, no ha dicho aun nada qué hará y no cómo lo hará razón por la cual muchos críticos consideran a Obama un gran enigma. Obama, dice el New York Times, “es un liberal que se inclina por regular Wall Street, parar los embargos hipotecarios y negociar con enemigos extranjeros para desengancharse de la guerra en Irak y habla con elocuencia sobre las divisiones raciales y de clase” en Estados Unidos.
A juzgar por las encuestas, una gran masa de jóvenes votó abrumadoramente por Obama, 46, profesor de leyes en la Universidad de Harvard, director de la Revista Legal de la misma Casa de Estudios y abogado en defensa de los derechos civiles. Los jóvenes han sido los grandes protagonistas en estos resultados, en los cuales Obama alcanzó 2,118 delegados frente a los 1900 delegados de Hillary, cosa que se interpreta como una protesta popular similar a la que emergió en los tiempos de la guerra de Vietnam y del escándalo Watergate que para muchos parece reeditarse ante un escenario de debilidad económica y de consecuencias energéticas después de la guerra de Irak durante la presente administración.
Queda demostrado que el voto popular es diferente a la voluntad de los delegados. Clinton, con arraigo popular en el electorado blanco, de bajos ingresos y femenil, alcanzó 18 millones de votos. Acaso este sea el argumento que sopese Obama para incorporarla en su formula, aunque los analistas creen que existen otras opciones, entre senadores y gobernadores. La pregunta obligada de estas horas es ¿qué decisión tomara Obama respecto de su formula presidencial? ¿Aceptará Hillary, que, a juzgar por su ultima presentación, ha suspendido su campaña, una propuesta de ir en la vice presidencia como compañera de fórmula de Obama? Esto tiene que decidirse pronto, dicen los analistas, porque de esta decisión dependen el fortalecimiento del partido demócrata o su debilitamiento que abonaría a favor del contendor Mc Cain con consecuencias insospechadas.
Financial Times y Washington Post coinciden en que nunca se había visto una campaña tan intensa, tan épica y tan larga como ésta. Sin embargo, la campaña ha dejado una estela de resentimiento partidario, de magullados y heridos, por el calor del debate electoral. Lo lógico sería curar las heridas, reparar los puentes destruidos, buscar la reunificación y recuperar energías para hacer frente al otro candidato republicano, el senador por Arizona, John MC Caín, que pasa apuros en hacer un deslinde en asuntos de gran importancia como la posición de Estados Unidos en el mundo, el cambio climatico y la economía.
Así es la democracia en el país más importante del planeta.
Fuentes:
Encuesta Harvard Kennedy School, Obama Dominating Highly-Charged Youth Vote in Presidential Race, Harvard Poll Finds, 2008
Convencion Demócrata , “Democratic Primary Results”, 2008
New York Times y Washington Post, editoriales, 2008
Encuesta Harvard Kennedy School, Obama Dominating Highly-Charged Youth Vote in Presidential Race, Harvard Poll Finds, 2008
Convencion Demócrata , “Democratic Primary Results”, 2008
New York Times y Washington Post, editoriales, 2008
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