domingo, 8 de julio de 2012

CEMENTERIOS DE PERSONAS VIVAS


CEMENTERIOS DE PERSONAS VIVAS

JESUS JIMENEZ LABAN

Acabo de ver visualizar un documento valioso de CNN. No puedo olvidar las palabras de un recluso para definir los establecimientos penitenciarios -las cárceles- porque es ahi dentro donde pocos son los sentenciados, pero muchos los procesados sin sentencia y, sobre todo, los inocentes cumplen condena sin haber cometido delito alguno.

Cementerios de personas vivas es una definición casi perfecta para graficar el alto grado de hacinamiento (50 personas en un espacio de 10 metros), el abandono en alimentación, agua potable y cuidados sanitarios e higiénicos (no hay hora exacta para dormir ni para comer) y la calidad de las decisiones (se invierte en lo que no es importante ni urgente) sin planeamiento recursos, plazos y presupuesto.

Es un problema continental. Las carceles, según las Naciones Unidas, albergan entre un 30% y un 100% de prisioneros más del numero para el fueron construidas.

Son pocos los presos que salen para contarlo. Pero
¿se puede hablar de cárceles sin haber estado dentro de ella? Un realista y crudo informe de la CNN, estructurado por la bella e inteligente periodista, Patricia Janiot, hizo esto posible en coordinación con reporteros que recorrieron las cárceles de toda América, incluyendo Perú y en contacto con especialistas y estudiantes.

Hay retardo en la justicia, los juicios son excesivamente largos y la espera por las sentencias se vuelve eterna. La vieja tradición del expediente escrito dificilmente es remontada por la oralidad de los juicios como se ha empezado a hacer en Lima y otros puntos del Perú. "La aguja y el papel todavía persisten sobre el expediente electrónico con del derecho informático", comentan los magistrados en Argentina, Perú, Venezuela, Colombia, México.

Por supuesto, hay otros testimonios. Corresponden a quienes perdieron a sus familiares en incendios, reyertas, motines y levantamientos. Es desgarrador escuchar ¡Por qué le toco vivir esta tragedia a mi hijo si le faltaba solo tres mes para salir de este infierno!, dijo un familiar de un preso en el incendio del penal de Comayagua, Honduras, que conmovió al mundo con 350 muertos. 

Y también pertenecen a quienes fueron olvidados por la sociedad, violados tras las barras carcelarias y rebajados en su dignidad como nunca se ha visto en la historia penitenciaria. Las Naciones Unidas, por medio de su vocero Rupert Colville, da cuenta de la oleada de violencia en las carcles de Uruguay, Argentina, Venezuela y Chile.

Lamentablemente, junto con ellas, el Perú figura entre las peores realidades carcelerias, mencionando el debelamiento de motines en las carceles peruanas de mediados de los años 80. 

Y, para desgracia de muchos, no hay en el horizonte esas dos palabras con que sueñan los internos: justicia y esperanza, que es el título del documental de la cadena internacional. 

La concepción antigua del castigo fue, en gran parte, desechada a mediados del siglo XIX. Es desde mediados del siglo XX que se pone énfasis en la prevención del delito, en la educación y el trabajo de los presos dentro de las cárceles como medios de rehabilitación. 

Quiere decir que la doctrina penal moderna pone énfasis en la resinserción del interno en la sociedad, pero para ello lo rehabilita, lo empodera, lo educa a fin de ser acogido nuevamente en la misma sociedad. 

Pero no todo es oscuridad. Las autoridades se están dando cuenta que es cada vez más urgente una reforma carcelaria de extremo a extremo. 

Cada país aporta soluciones, según su propia realidad. Claro, no son soluciones como en las mejores cárceles del mundo que están en Canada, Australia, Suecia, Noruega, Finlandia, pero son soluciones seminales a tener en cuenta en esta parte de América Latina.

Chile ha implementado en varias provincias un sistema de grilletes electronicos para cumplir la pena en libertad. Esto ya se hace en Francia. Los presos , que están involucrados en delitos mayores -excepto violaciones, maltrato de familia y otros, - salen del establecimiento penal, pero se estudia aumentar el número de vigilantes en la ciudad para verificar el cumplimiento de las penas. 

Recientes estudios de las Naciones Unidas creen que la justicia social va de la mano con la justicia penal. La lógica de otros especialistas es más o menos esta. Cuando el desempleo se agrava, surge la pobreza que empuja a situaciones límite en educación, salud, alimentación y el delito callejero. Y se ha concluido que una forma de bajar el índice de reincidencia del delito es educar al preso, desarrollar habilidades y capacidades para que se integre a la actividad productiva y sea de nuevo útil a la sociedad. 

En República Dominicana se ha hecho eco de estudios de las Naciones Unidas y se ha entendido que la solución al problema empieza por la educación de los internos por lo que es habitual ver dentro de las cárceles programas de entrenamiento educativo, informático, industrial, comercial etc. 

Pero es muy loable lo que están haciendo las universidades en Colombia, especialmente en las Facultades de Derecho. Todos ellos participan en el proyecto "Inocencia" que consiste en evaluar los expedientes de manera minuciosa para detectar errores judiciales correspondientes internos que cumplen pena sin ser haber delito alguno. Hay mucho movimieno en colombia -profesores y alumnos- para poner en libertad a los inocentes pues han visto que en muchos casos falla la Administración de Justicia.

Por supuesto, estas reflexiones, que se derivan de un reportaje sobre una realidad tan cruda como son los regimenes penitenciarios en todo el continente, crean la tentación de pensar en la privatización de las cárceles.

Pero, según especialistas penitenciarios, el remedio puede resultar peor que la enfermedad. Y es que para ellos la ejecución de la pena es la cristalizacion de la justicia. No se podría convertir esto en un negocio, dicen 

¿Cómo sería la situación si un penal no tiene los reclusos que exige el contrato? ¿Sería poco rentable? ¿Qué pasaría si hay un motin? O lo que es peor ¿que pasaría si aumenta la criminalidad en la ciudad? ¿Se tendría que aumentar el presupuesto para albergar a más internos? ¿Quién podría del dinero, la empresa privada o el Estado?

Esta es una realidad que ha tocado fondo sólo en las novelas de grandes escritores peruanos, pero muy poco en la realidad profunda del país. 

Vale la pena ver este documento visual que seguramente arrojara más luces a todos los magistrados de América

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