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Jesus Jimenez Laban
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Miles de ahorristas estafados se encuentran apostados en las puertas de los bancos en todo el mundo. Lo que buscan no es una compensación moral, quieren que se les devuelva sus ahorros, el sacrificio de su presente en nombre del futuro. Sintiéndose protegidos y guiados por entidades financieras de prestigio, -comentan fuentes familiarizadas con la situación- colocaron sus ahorros en las bóvedas, pero su dinero no tiene retorno porque han sido víctimas de un multimillonario fraude que se prolongó durante una década.
Miles de ahorristas estafados se encuentran apostados en las puertas de los bancos en todo el mundo. Lo que buscan no es una compensación moral, quieren que se les devuelva sus ahorros, el sacrificio de su presente en nombre del futuro. Sintiéndose protegidos y guiados por entidades financieras de prestigio, -comentan fuentes familiarizadas con la situación- colocaron sus ahorros en las bóvedas, pero su dinero no tiene retorno porque han sido víctimas de un multimillonario fraude que se prolongó durante una década.
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El perfil del cliente promedio que fue estafado es un ahorrista que colocó 30 000 dólares, tiene aversión a los pleitos judiciales, es pensionista, temeroso y de clase media que aseguró su dinero en alguna cuenta bancaria. Algunas entidades –cosa que se investiga- pusieron ese capital en fondos inseguros siendo –según alegan muchos- la co-responsabilidad de esas instituciones.
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El perfil del cliente promedio que fue estafado es un ahorrista que colocó 30 000 dólares, tiene aversión a los pleitos judiciales, es pensionista, temeroso y de clase media que aseguró su dinero en alguna cuenta bancaria. Algunas entidades –cosa que se investiga- pusieron ese capital en fondos inseguros siendo –según alegan muchos- la co-responsabilidad de esas instituciones.
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No es fácil recuperar el dinero. Por ahora, existe en Estados Unidos de América un grupo Securities Investor Protection Corporation –creado por el Congreso en 1970 para ayudar a las víctimas de estafas- que devolverá 500.000 dólares a cada uno como compensación. Dicha tarea está a cargo de Irving Picard, un fideicomisario designado por el juez. Si el liquidador ve que se recupera el resto dinero habrá otros 2 700 millones de dólares para compensar a nuevos ahorristas.[1]
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Los agraviados han contratado a unos 60 mil abogados locales en sus respectivos países. Estos a su vez se ha contactado con sus homólogos del extranjero, unos 60 estudios jurídicos internacionales, para asegurar –por la vía judicial o extrajudicial- su defensa ante las grandes entidades. Como resultado de sus esfuerzos, un banco español (el Santander) devolvió una parte, otro banco kuwaití (Kuwait) devolvió el íntegro de los ahorros. Y los juicios continúan en serie.
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El caso Madoff, como se conoce la mayor estafa individual de la historia, se reduce a un hombre que ofrecía tasas de interés fuera de la realidad –rentabilidad inusualmente alta-, pero el ánimo de lucro de los incautos ahorristas e inversores dejó que la estafa creciera como una bola de nieve hasta convertirse en un monumental fraude de 65.000 millones de dólares. ¿Qué paso con estos clientes? Infortunadamente, cayeron en las manos de una gigantesca pirámide, ese sistema fraudulento “en el que los inversores más antiguos eran retribuidos con el dinero de los clientes más nuevos”.
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La sentencia a 150 años de prisión contra Bernard Madoff por una corte de Nueva York -después un juicio sumarísimo de seis meses- es mucho mayor que la impuesta a los ejecutivos de los escándalos Enron y Worlcom. Aunque su abogado defensor, Ira Sorkin, pidió clemencia para el financista, el juez Danny Chin hizo oídos sordos y ahora Madoff, que se declaró culpable en marzo y pidió perdón a los perjudicados, pasara el resto de sus días en un penal de baja o mediana seguridad.
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La sentencia del juez se ocupo solamente del estafador, pero no menciono para nada a las víctimas[2].
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Puede que su decisión signifique trabajo duro y comida mala para el sentenciado, pero eso no resuelve la quiebra de los afectados. Puede que el estafador sea rodeado por violadores y asesinos en una cárcel de alta seguridad, pero nada devolverá el dinero a los agraviados.
Los lloriqueos menudean por doquier, pero en realidad no deberían lamentarse tanto las víctimas ni generar mucha compasión entre los ciudadanos, a juzgar por estas consideraciones que puntualmente hace notar el New York Times:
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Los lloriqueos menudean por doquier, pero en realidad no deberían lamentarse tanto las víctimas ni generar mucha compasión entre los ciudadanos, a juzgar por estas consideraciones que puntualmente hace notar el New York Times:
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Primero, se dejaron llevar por la codicia, vale decir, ambicionaron un montón de dinero con mínimo riesgo.
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Segundo, fueron imprudentes al invertir su dinero en la creencia de que el retorno sería tal como se les ofreció. Tenían sospechas de fraude desde el momento en que los retornos eran altos e invariables, pero siguieron adelante.
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Tercero, se olvidaron de la regla de oro numero uno de las inversiones, cual es, “nunca pongas los huevos en una misma canasta”.
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Cosas extrañas las que presenta el caso Madoff. Lo curioso está en lo que es capaz de generar la codicia en los seres humanos. Algunos se vuelven delincuentes y otros se convierten en estúpidos.
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De manera que, siguiendo la investigación del poderoso diario de Nueva York - no habría que lamentarse mucho por gente ambiciosa, temeraria y especuladora. Dura lección para los ambiciosos, pero no ingenuos. La ambición salió cara y la ilusión financiera se desmorona ahora como castillo de naipes.
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Madoff, que abandono el derecho para abrazar las finanzas, parece que engañó a Ruth Madoff,[3] su propia mujer –que se declara públicamente traicionada y confundida- y la comprometió hasta el cuello en el ilícito, pero no existen evidencias para juzgarla. No era un hombre común, en algún momento llegó a ser Presidente del Nasdaq, el mercado electrónico de valores más poderoso del mundo.
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¿Pero dónde estuvo el control? Cómo se cruzó un elefante y los superintendentes y supervisores no lo vieron? De ahí que el dedo acusador se vuelva contra los órganos reguladores del sistema financiero. Las autoridades federales investigan ahora el entorno de Madoff, su firma y sus familiares. En razón del tiempo transcurrido, el número de crímenes y de victimas, creen que Madoff no actuó solo. [4]
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La sentencia contra Madoff, comentó la Casa Blanca por medio de su portavoz Robert Gibs, “es una señal muy contundente a quienes invierten dinero en nombre de otros de la increíble responsabilidad que tiene con esos inversores y con el país”
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Los ahorristas, que han quedado en la ruina o han optado por el suicidio, quieren y exigen la recuperación de su dinero. Los abogados se mueven para encontrar el dinero de sus patrocinados. Hasta ahora sólo David Friehling, su auditor, ha sido señalado por la justicia. Tal vez en el intento encuentren nuevas pistas para conocer el paradero exacto de la fortuna que se mantiene escondida en el algún lugar, un acertijo que puede durar años, si no décadas.
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[1] FOX BUSINESS, Deadline for Madoff Victims Looms, Julio, 2009
[2] NEW YORK TIMES, Julio 2009
[3] Guardian, No US charges expected against Ruth Madoff, 2009
[4] Bloomberg News, Madoff, 2009
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[1] FOX BUSINESS, Deadline for Madoff Victims Looms, Julio, 2009
[2] NEW YORK TIMES, Julio 2009
[3] Guardian, No US charges expected against Ruth Madoff, 2009
[4] Bloomberg News, Madoff, 2009
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