AL MAESTRO CON RESPETO
JESUS JIMENEZ LABAN
El mejor homenaje que podemos dar a un maestro es dignificar su magisterio. Que se les reconozca sus meritos y sus sacrificios. Que nadie quede sin un sueldo decente. Y que se los empodere para liderar el cambio del país con quienes sentar y consolidar las bases de una potencia industrial, destino que le espera al Perú entero a partir de 2021, año del bicentenario de la Independencia Nacional.
Con orgullo y respeto puedo decir que mis padres, jesus Jimenez Correa y Sofia Laban Cevallos, fueron maestros. Tiempos aquéllos de los normalistas urbanos que se formaban en Lima y volvían a provincias a cumplir con su apostolado. Con ellos aprendí a escalar a caballo las montañas andinas para fundar escuelas y a dibujar en el rostro de las comunidades la alegria de tener un profesor y una nueva escuela en un centro poblado repleto de analfabetos, pero ansiosos, deseosos y pujantes para superar su estado de postración.
Y, cómo no, entendí la importancia de la capacitación de un profesor de acuerdo al lugar donde enseña, asi como lo vital que fueron en su época las transmisión de los valores, la alianza entre padres y maestros, asi los desayunos escolares, la lucha contrareloj para alfabetizar cada vez a mas niños, adolescentes y jóvenes.
Como se ha dicho, "es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización". Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela.
Lo preocupante es que antes la preocupación era por ese tipo de analfabetismo. Hoy en día hay dos tipos de analfabetismo: los que no saben leer ni escribir y los que no tienen ingreso a la sociedad del conocimiento, a partir de internet. Es la brecha digital, el nuevo nombre que con eufemismo se le ha puesto al analfabetismo del siglo XXI.
Pese a su trascendente mision el maestro está olvidado. Y esto es como si un padre olvidara de dar de comer a sus hijos. Tiene un ingreso de sobrevivencia, se le castiga con el desfase en capacitación de cara a la globalización, no crece en el dominio de las tecnologías de la información y comunicación ni es contemplado en los programas de ciencia y tecnología y se les pone a la zaga en el presupuesto público, un comportamiento crónico de sucesivos gobiernos en los últimos treinta años.
Están harto acostumbrados a que siempre se les ofrezca cosas y no se les cumpla. Es un error y falta de respeto considerar al magisterio un "granero" de votos.
De manera que no se debe "manosear" a un maestro politizando su cruda realidad. Eso es negar a su dificil situación una solución pronta. Y ningún maestro merece ser postergado en la atencion de sus justos derechos.
Dejemos en manos de los pedagogos y los tecnicos el asunto. Ellos saben lo que hay que hacer a partir de la experiencia y la información. Hagamos que los politicos quiten las manos de un sector donde no deben estar ni debieron estar nunca. Y con las fuerzas de las ideas, sean extirpados de las dirigencias, movimientos y otros con signo extremista (SL).
Como dijo Gabriela Mistral, Premio Nobel, "la educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios".
Demasiado importante es la educación como para dejarlo en manos de politicos y extremistas que pareciera quisieran dividirse por estancos el magisterio. Basta ver en qué registros están inscritos los activistas para conocer la ubicación ideológica de estos tipos.
Y para evitar la politización no es mala idea ayudar a los maestros a diferenciarse del Comite Nacional de Reorientación y Reconstitución del SUTEP (Conare-SUTEP), faccion ligada con el Movadef senderista.
No se puede meter a todos los profesores en un mismo saco. Por eso, ¡al Maestro con respeto!
Ahora bien, hay un proyecto de Ley de Reforma Magisterial en debate que se volverá más acalorado en el Hemiciclo del Congreso, que buscar abarcar a todos los docentes, según fuente oficial, para tener mejores maestros.
Se trata de integrar a todos los profesores en un sólo régimen de manera automática porque hasta ahora existen dos regímenes: la Ley de Profesorado que data de 1984 y la Ley de Carrera Pública Magisterial, de 2007.
El resultado de esta integración no sería olvidarse de la meritocracia y la evaluación de los docentes (como propone la Carrera Publica Magisterial), sino de ampliar sus alcances en número, remuneraciones, ascensos y gestion de recursos humanos, basándose en la calidad de su desempeño profesional. Pero No puede haber dos maestros que tienen la misma responsabilidad, antiguedad y trabajos iguales y ganan diferente, ha dicho la autoridad.
Si eso se logra con una Ley de Desarrollo Docente, me parece bien.
Ahora, la gran pregunta viene del planeamiento estratégico. ¿Con qué idea partimos para construir el futuro de la educación? ¿Se está diseñando bien en el proyecto la cronología para introducir las mejoras arriba indicadas a fin de que esto no sea una nueva espera por los siglos de los siglos?
De la tormenta de ideas recopilada en mis lecturas, algunos predicen cosas: ¿en qué tiempo exacto se producirá la nivelación de los profesores? ¿Cuánta disponibilidad de dinero hay en el Tesoro para echar a andar todo esto? ¿Cuántos maestros entrarían en la primera nivelación salarial y cuantos serian mejorados a partir del up grade logrado en la Ley de la Carrera Publica Magisterial? ¿En qué tiempo un profesor puede recorrer no los cinco sino los ocho niveles que crear el proyecto de ley?
Hay que avanzar en esto, seleccionar la mejor propuesta, por supuesto alejada de cualquier influencia extremista, y seguir para adelante. El Perú para avanzar necesita de una educación de calidad porque eso se traduce en valor agregado, en competitividad y en crecimiento y desarrollo del país, todo lo cual crea más atractivos para la inversión extranjera que genera nuevos empleos y nuevos negocios.
De manera que no es un gasto poner dinero en la educación, sino una inversión de rápido retorno. Como dijera Abraham Lincoln, "el conocimiento es la mejor inversión que se puede hacer".
¿Para qué seguir retrocediendo? Es de mentes obtusas creer que sin educación, ciencia y tecnología, hay futuro en el Perú. Ya lo dijo Jose Faustino Sarmiento, "todos los problemas son problemas de educación". No hay ni habrá futuro si seguimos maltratando a los maestros sin darles acceso a conocimiento nuevos, remuneraciones justas y equitativas y sin reconocer su trascendental trabajo.
Lo maestros no hablan, nunca dicen nada. Sólo construyen. Y es que "un profesor trabaja para la eternidad: nadie puede predecir dónde acabará su influencia" Saben ellos que, siguiendo a Pitágoras, "educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida. Por ello son ellos la voz que habla claro y fuerte cuando se trata decidir el destino de nuestros hijos, nuestras familias y nuestro país.
Seamos solidarios y muy respetuosos con ellos. Así sea.
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