MINERIA: ¿COMO ESTAN LAS COSAS AHORA?
JESUS JIMENEZ LABAN
Aun no hay visos de una solución definitiva para el proyecto minero de oro y cobre Conga. Ignoro a estar alturas si ya hay acuerdos concretos para reunirse alrededores de una mesa de diálogo. Lo que se conoce por los medios es que la mina se acomoda al planteamiento del gobierno, algo que facilitará el diálogo con los dirigentes y tranquilizará a la población si es que hay voluntad, salvo mejor parecer.
Pero los dirigentes de la protesta, con Gregorio Santos a la cabeza, insisten en dialogar con el Presidente Ollanta Humala, tal como éste lo habría hecho, según dice, con grupos de poder. Se esperan decisiones.
Mientras tanto siguen enfrentamientos en Cajamarca -según los reportes de anoche-,la situación se mantiene en una tensa espera, cosa que contrasta con Espinar, Cusco, donde autoridades nacionales y dirigentes locales han logrado acuerdos para el inicio del dialogo en una mesa donde estén todas las partes representadas que aspira a resultados mutuamente satisfactorios.
Pero esto es como un globo que se aplasta por un lado y aparece por otro, a juzgar por anunciadas nuevas movilizaciones de mineros en Puno.
Me queda claro que quienes gobiernan deben poner atención cuidadosa en cada brote, pero no detener la maquinaria que avanza hacia el crecimiento y el desarrollo del pais. Quiérase o no debemos aprender a convivir con estos conflictos -son demasiados (cientos que se ha acumulado en el tiempo) y no hay varita mágica para resolverlos todos juntos.
Entonces, lo que queda es fortalecer -Estado, comunidad, empresa privada- una cultura de prevención, vale decir, desarrollar habilidades y capacidades de diálogo, negociación y persuasión para ser cada vez más proactivos en lugar que nos estallen los problemas en la punta de la nariz cuando no hay nada que hacer.
Es obligación del país aprender a prevenir, predecir situaciones, contener riesgos para que no degeneren en crisis. Un servicio de levanamiento de información para hacer diagnósticos y predecir situaciones y olfaear el peligro. En otras palabras, es urgente activar 250 planes de crisis por igual número de conflictos sociales que existen en el Perú.
Las energías deben estar ahora concentradas en la construcción de infraestructura -para la salud, la educación, la energía y las telecomunicaciones- para alcanzar más rápido niveles de desarrolo de los pueblos y así mitigar el dolor y angustia de la pobreza, caldo de cultivo de los radicales y de los extremistas.
No hay otro antídoto contra los incendiarios que pisar el alcerador a fondo en el carro del combate contra la pobreza y la miseria. Y la situación mejorará si Estado, Empresa y Comunidad hablan en el mismo lenguaje porque, aunque se niegue, hay crisis de comunicación en el Perú. Es momento de construir significados para que se entiendan las partes en conflicto. Y esto lo saben los especialistas.
Cuanto se logre el doble de lo que se logró entre 2004 y 2012 -reducción de la pobreza en 20 puntos- el enemigo se batirá en retirada. Y lograrlo en es una batalla contínua que no admite distracciones coyunturales sin que estos quite una atención cuidadosa y responsable en cada caso. Habrá que ver
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