martes, 5 de octubre de 2010

DEMOCRACIA QUE SE AGRIETA Y BAYONETAS QUE SE ENFUNDAN (II)


DEMOCRACIA QUE SE AGRIETA Y BAYONETAS QUE SE ENFUNDAN (II)

JESUS JIMENEZ LABAN

No hay golpe de estado sin apoyo civil. Lo que los politólogos clásicos y expertos en derecho constitucional decían parece cumplirse en Ecuador a la luz de los últimos hechos. Dicho de otro modo, sin la existencia de grupos civiles que conspiran contra la democracia, el golpe es sólo un espejismo.

Correa, que fue respaldado por los mecanismos UNASUR y OEA, procedió a la remoción de la cúpula, incluyendo al jefe policial, aunque no queda claro quienes dispararon contra la fuerza de élite del Presidente. Por lo pronto, la fiscalía general alega que los policías imputados no serán enjuiciados penalmente porque fueron engañados. Con anterioridad, se habría detectado que el servicio de inteligencia de Ecuador tenía filtraciones hacia las FARC de Colombia por lo que se habría ordenado su desactivación, según los reportes publicados.

Aunque Correa es criticado por amplios sectores debido a su mal comportamiento con la prensa y falta de respeto por la propiedad- cuenta con el respaldo de sus colegas para restablecer la normalidad institucional en el país, lo cual se pone en evidencia con la decisión del gobierno de no prorrogar el estado de excepción que inquietaba al país vecino.

Todo parece indicar que policías y militares desleales al Presidente ecuatoriano Rafael Correa, tomaron como medida de fuerza el secuestro seguido por extorsión para conminarlo a que dejara sin efecto una iniciativa del ejecutivo –puesta a debate en el la Asamblea unicameral- que supuestamente recorta a los uniformados bonificaciones importantes por servicios y por méritos, algo que fue visto como un duro golpe contra su bolsillo, especialmente los rasos que en promedio ganan 700 dólares mensuales cada uno, es decir, algo más del triple del sueldo mínimo en Ecuador.

Bajo el argumento de que la decisión se ha tomado con anterioridad –para contrarrestar la criticas de debilidad del gobierno- se ha dispuesto hace unas horas un importante incremento a policías y militares entre 400 dólares y 570 dólares. De este modo, como homologación salarial, un capitán que ganaba 1600 dólares pasa ahora a percibir 2140, en tanto que un mayor que ganaba 1870, pasa a su planilla 2280 dólares mensuales.

A estas alturas, hay muertos y heridos y parece que los responsables gozan ahora de amnistía, dejando atrás a un presidente golpeado y maltratado y una confianza que se esfuma entre los inversionistas. Correa asiste a un plan de austeridad por lo que se le hace complicado atender demandas fiscales, aunque la prioridad parece ser cumplir con el ciclo de la obra social como espantapájaros contra cualquier fantasma desestabilizador de la democracia.

Sea como fuere, resulta a todas luces una locura imaginarse siquiera que este estado de cosas pudiera repetirse en el Perú. Sería ubicar al país a la altura de una república bananera, aumentar en espiral el riesgo país y espantar las inversiones que aseguran el presente y el futuro de la estabilidad económica, fuente de empleo y de desarrollo.

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