martes, 15 de julio de 2008

JESUS JIMENEZ LABAN DESDE EL CONGRESO DE LA REPUBLICA

¿UN SISTEMA DE PENSIONES DE VIVOS O DE MUERTOS?
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En 1939, el año en que estalló la II Guerra Mundial, este admirable hombre tuvo su primer empleo en el Perú. Desde ese momento, siguió trabajando hasta que se jubiló en el año 1977, tiempos turbulentos para el país y el mundo.
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Por su honestidad profesional y capacidad en el trabajo Alberto Rutté Fernandini, 88, fue nombrado como tesorero de la Municipalidad de San Isidro por el Sr. Alcalde Enrique Canaval y Moreyra en 1949. Tres años después el Ingeniero Eduardo Villarán Freire le propuso el puesto de contador apoderado de la Firma Constructora Villarán Freire Hnos. S. A. trabajando para la misma durante 22 años consecutivos.
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Cumplido su tiempo de servicios, inició en 1973 sus expediente de jubilación con el Fondo Especial de Jubilaciones de Empleados Particulares (FEEJEP) con las liquidaciones de acuerdo al DL 17262, además de las indemnizaciones, contratos y la seguridad de haber hecho rigurosamente mes a mes sus aportes para tener algún día acceso a la salud y a una pensión decente.
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De nada sirvió haber conservado documentos que acreditan sus derechos porque el Seguro Social de esa época y después el sistema de pensiones peruano, conocido como Oficina Nacional Previsional (ONP), se equivocaron en el cálculo de la pensión y Rutté no ha recibido hasta ahora las primeras 180 mensualidades que reclama, lo cual equivale a 1 millón 978 mil soles oro por 15 años de silencio administrativo como jubilado sin recibir ninguna pensión. Esto sin contar el tiempo trascurrido desde 1992 a la fecha.
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Como respuesta a sus reclamos, la defensa legal de la ONP resuelve una pensión definitiva de 10 mil soles oro que al cambio actual es de 50 soles –sin contar los aumentos acumulados- después de haber sido incorporado del DL 17262 al Sistema Nacional de Pensiones del DL 19990. Dicho de otro modo, se le reconoce 10 mil soles oro por todo concepto pero para el agraviado la pensión es incompleta, lo que se le debe, según documentos, supera los 3 millones de soles oro desde el año 1977 al 2007.
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En el eclipse de su vida, Alberto Rutté Fernandini dejará su huella en el mundo por el amor que deja a sus hijos. Trabajó duro día y noche, sábados y domingos para mantener a su esposa Margarita, hoy de 83 años, una numerosa familia de 7 hijos, pero ahora siente que la vida se le va de las manos y pide que el Estado le reconozca lo que este pensionista cree junto con una reparación en caso de injusticia, antes de que sea demasiado tarde.
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La Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, dijo hace poco que “el Estado no funciona. Parecería que en la ONP todo está diseñado para que cuando los pensionistas ganen el derecho a una pensión, estén ya muertos o a punto de morir”.
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Se ha dicho que un hombre previsor tiene condiciones para ser congresista. Y es que cuando se redacta una ley se tiene que pensar en todos los detalles de la conducta humana para no dejar grietas en la norma y proteger al ciudadano.
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Hombre de fe, perfectamente lúcido aunque con un cuerpo envejecido que difícilmente puede mover, se distrae en la pintura, cuida la naturaleza, se refugia en la fe, vive de los buenos recuerdos de su familia, cree en la justicia de Dios y está decidido a defender sus derechos en este vía crucis del sistema pensionario público.
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Don Alberto, que recuerda nítidamente y cuenta pasajes históricos de los gobiernos de Leguía, Benavides, Prado y Belaunde, pide que las autoridades se acuerden de este caso que llama también a una reflexión sobre el destino de los futuros pensionistas, el de los viejitos que vienen.
Mientras tanto acepta en el Señor lo que venga, pero don Alberto exige que se le aclare sobre el derecho a devengados que cree tener según documentos, pruebas, papeles que exhibe, pero en este mundo de indiferencia al valor de la vida humana nadie escucha su clamor para que le reconozcan sus derechos pasados. Es justicia.
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VIDEO
http://mx.youtube.com/user/CENTRUMLABAN

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